sábado. 20.04.2024

Javier A. Salvador, @jsalvadortp

Durante unos días, hasta la llegada del #Aquarius y los más de 600 migrantes que lleva a bordo, España se va a ver sometida a uno de los debates más incómodos que puede darse entre seres humanos, entre vecinos e incluso entre miembros de una misma familia. Por primera vez en mucho tiempo se ha dado una respuesta inmediata, casi sin medir las consecuencias que pueda tener, ante una crisis puntual humanitaria. Durante estos días que tardará en llegar a España el #Aquarius, el clima se caldeará y habrá mensajes y enfrentamientos en redes sociales que irán más allá, y ya los hay, de las letras de intentos de composiciones musicales que han terminado en condenas por delitos de odio.

En este tiempo escucharemos verdaderas barbaridades en las ultratertulias de medios de comunicación que han nacido y se mantienen de la publicidad institucional que hasta ahora ha repartido discriminadamente el anterior Gobierno de España. De nada van a valer las imágenes de niños, mujeres embarazadas ni nada que se le asemeje para frenar el calentamiento global que generará esta situación.

Cada uno tendrá su opinión, y todas serán distintas, pero lo bueno que parece aventurar esta democracia 2.0 que en España se celebra con la llegada de Pedro @sanchezcastejon a la presidencia del Gobierno es que todas son válidas, acertadas o no, y parece que no llevarán a nadie a la cárcel.

España es un país de emigrantes retornados que tiene en su memoria reciente las migraciones de miles de ciudadanos que tuvieron que huir para alimentar a sus hijos, para escapar de la dictadura o sencillamente con la esperanza de encontrar un futuro con mayor dignidad de la que podían esperar en su país. La gran mayoría no fueron recibidos ni mucho menos con los brazos abiertos, pero consiguieron hacerse un hueco, reiniciar sus vidas y darles a sus hijos una educación muy superior a la que podían esperar en su España de nacimiento. ¿Cuántos de nosotros conocemos a alguno de esos emigrantes retornados? Muchos, muchísimos.

Quizás es a ellos a quienes habría que preguntarles si es o no justo, humano y hasta necesario, dejar que esos 600 lleguen a puerto, a uno español. Por qué nos llaman tanto la atención los que vienen de camino en el #Aquarius, pero volvemos la cabeza hacia otro lado con las pateras que cruzan el Estrecho de Gibraltar.

Barbaridad o no, la medida de Pedro Sánchez a dos días de una cumbre europea es el golpe justo y necesario para que la Unión tome cartas en el asunto de una vez por todas.

Y a todos los que hablan de efecto llamada, islamización de España y todas esas gilipolleces que he leído en redes sociales les recomiendo leer el tuit del @cardenalosoro, arzobispo de Madrid, pues la imagino como una voz poco sospechosa para la derecha española, que dice textualmente: “El mandato es claro «Fui forastero y me hospedasteis». Más allá de consideraciones políticas y legales, al leer la vida desde el Evangelio, uno va buscando al otro. #Aquarius es una llamada de Cristo a Europa”.

Orgullo o desastre del #Aquarius
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