jueves. 28.03.2024

Marcas y mercados

Juan Antonio Palacios Escobar

Nuestra sociedad de libre mercado, es una selva de marcas. Todo se puede vender y comprar, Hay políticos que incluso se colocan y exponen en el zoco de las mercancías para ver quién paga más por lo que pregonan en modo de apoyos y votos.


Ahora que estamos imbuidos en plena campaña electoral, los políticos que aspiran a ser una marca en sí mismos, intentan conectar con el elector para emocionarlos y convencerlos. Es más hoy se dice con descaro y sin tapujos, te lo compro.


En estas fechas hacen su agosto los asesores de comunicación, ya que están en la ardua tarea de ofrecer atractivos productos al mercado político, intentado que no cometan equivocaciones que normalmente pasan facturas y son irremediables, ponderando los desequilibrios y ajustando las inestabilidades.


Los estudiosos cuidan muy bien los eslóganes y los mensajes de sus marcas, como los directores de campaña e intentan meter en pocas palabras un mensaje que sea fácil de recordar, que trasmita sentimientos positivos, que proyecte valores, sea excelente, cercano, accesible, y vaya por delante de los acontecimientos.


Además de todo esto han de procurar en todo momento, ni por asomo, no parecer una marca, sino personas, singulares y concretas, nunca números y estadísticas, gente con rostro, pensamientos y sentimientos con las que podamos identificarnos.


Ante los hechos que se vienen produciendo, en la que la política y sus representantes están más en las salas de los juzgados y enredados en sus problemas llenos de descrédito y desconfianza, más que en la calle y preocupados de resolver las demandas de la ciudadanía, uno de los valores que más se aprecia es la claridad y la transparencia en sus actuaciones.
Otro de las cualidades que hoy escasean es la capacidad de liderazgo y por tanto de influir positivamente en las personas que le rodean, sabiendo constituir y configurar equipos que sean capaces de trabajar con ideas, iniciativas y objetivos claros.


También lejos de ser una marca que es lo que se lleva, el electorado en general va a detectar y valorar su compromiso social, de qué forma empatiza con ellos y como es capaz de priorizar sus problemas, desde la escucha a la actuación.


Además de ejercer la responsabilidad y tener el dominio y el equilibrio para saber trabajar sometido a estrés , sabiendo adaptarse a los cambios y novedades ya que su curiosidad y sus ganas de seguir aprendiendo deben ser permanentes , y que el miedo lejos de bloquearle le motive.


Por tanto hay un abismo entre querer hacer de un candidato una marca, y trabajar duro para potenciar las habilidades comunicativas y la inteligencia emocional de una persona que aspira a representar a sus vecinos dignamente.


Entre otras muchas características de un buen aspirante a ganar unas elecciones, hay que tener en cuenta su polivalencia en el saber, en el aprender y en el actuar, su flexibilidad, no encerrándose en que las situaciones solo tienen una solución.


Pero tal vez de las fortalezas más apreciadas y necesarias sean dos, su dedicación, y por tanto su capacidad de trabajo, no hay festivos, ni descansos y su creatividad para ser capaces de ver lo que otros no, y por tanto descubrir los aspectos inéditos de las ideas, de los sueños y fantasías para convertirlas en realidad.

Marcas y mercados
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