Eusebio Villanueva Pleguezuelo. Arquitecto
La semana pasada fuimos a ver una vivienda unifamiliar que estaba a la venta. Al llegar a la parcela nos encontramos que junto a la entrada estaban colocados los cubos de basura, el tendedero de la ropa, el cajón del compost y la arqueta de salida de aguas fecales, todo bien a la vista y sin ningún disimulo ¡No salía de mi asombro! Después de cruzar por medio pasamos a ver la vivienda, que por cierto era muy bonita, espaciosa y luminosa, pero la primera impresión fue tan nefasta que se nos quitaron las ganas y la intención de comprarla.
A finales de 2017 el Ayuntamiento aprobó una modificación, por vía de urgencia, del sector situado en la entrada de García Lorca, en el que se quiere instalar IKEA. El proyecto se presento el pasado verano, pero al estar el sector situado junto a las canteras de la ciudad, recientemente declaradas BIC, Bien de Interés Cultural, se le solicitó al promotor un estudio y puesta en valor de las canteras. Esa modificación se presentó a mediados de noviembre y a la siguiente semana, sin información pública del mismo, se aprobó definitivamente la actuación. Para que luego se diga que la Administración es lenta.
¿Y cuál será el resultado de este proyecto? Pues que además de colocar en la entrada de la ciudad una preciosa nave rectangular de color azul oscuro con grandes letras amarillas, se van a desmontar los cerros dejando un talud de más de 20 metros de altura del estilo de los que hay en la autovía o del desastre que se realizó a la salida de Aguadulce: un corte vertical que, además de cargarse la cueva de Conan, dejará desnudos los cerros regalándonos una nueva medianera, esta vez de piedra. Y todo ello se justifica por la creación de más de 700 puestos de trabajo, aunque no dicen cuantos se perderán en la ciudad con el cierre de pequeños comercios.
Conclusión y consecuencia: en la entrada de la ciudad colocamos los cubos de basura. Todo un alarde de planificación y estrategia que se basa en el interés particular por encima del interés colectivo.
¡Así nos va!
