jueves. 28.03.2024

Ponentes

CANTORIA.- El Instituto Silestone ha presentado hoy el informe “Global Kitchen: la cocina, el corazón del hogar”, una publicación que refleja cómo se materializan en el diseño y uso de esta estancia, los cambios sociales y los nuevos modos de vida del siglo XXI. Un espacio,  de carácter multifuncional, que recupera su posición como núcleo vital de la vivienda y que deja de ser básicamente femenino. Pasa entonces de acoger la actividad más tradicional de elaboración de la comida a convertirse en el lugar de culto a la salud y el bienestar, así como del cuidado del medio ambiente. En él, además, las redes sociales son las absolutas protagonistas para acercarse a la cultura culinaria y transformar los hábitos de consumo según criterios de eficiencia energética, sostenibilidad o reciclaje. 

Según las opiniones de 23 expertos internacionales* y de los resultados de las encuestas a ciudadanos en 9 países**, hoy en día la cocina se ha convertido en una estancia de lo más versátil. Es punto de encuentro familiar en las comidas –un 43% de los casos-, centro de control nutricional y de salud -el 62% cuida más de su alimentación y el 31 % recurre menos a los alimentos precocinados-, área de gratificación y aprendizaje personal al cocinar, espacio donde trabajar o recibir a invitados –un 40%- y plataforma de acciones para proteger el medio ambiente -el 78% separa correctamente la basura, reutiliza más que antes y reduce el consumo de energía y agua-.

La cocina: fiel reflejo de las transformaciones sociales

Las transformaciones sociales que estamos viviendo y que repercuten en cómo somos, nos comportamos y evolucionamos se ven reflejadas de forma fiel en la cocina. A ellas han contribuido, entre otras causas, la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, los avances en la igualdad entre ambos sexos y un entorno marcado por la globalización que determina que la cocina y los hábitos de consumo reflejen los patrones de un mundo cada más conectado e interrelacionado.

Durante la presentación el chef Rodrigo de la Calle comentó que “Hay que normalizar lo que entendemos como vida saludable incorporando pequeños gestos, como beber vinos sin sulfitos, reciclando…en nuestro día a día”. Propone como medida, la posibilidad de comer un día a la semana 100% vegetal para contribuir a reducir las emisiones de CO2.  Los arquitectos María González y Juanjo López de la Cruz señalaron que “La cocina abierta sin tabiques es una conquista para la mujer y este espacio representa  la vanguardia de la vivienda”. Por su parte, el especialista en alimentación y psiconeuroinmunología, Xevi Verdaguer, cree que “Comer sano no solo consiste en comprar productos eco, hay que cuidar otras cosas como los utensilios de cocina que empleas….en todo caso hay que procurar llevar una vida sana pero tampoco hay que obsesionarse” y añade “El futuro pasa porque los cocineros se formen para hacer preparaciones que tengan en cuenta las enfermedades o trastornos de las personas”.

 

Santiago Alfonso, vicepresidente de Marketing y Comunicación del Grupo Cosentino explica “El compromiso del Grupo Cosentino con el mundo de la cocina nos ha llevado a convertirnos en líderes mundiales en la fabricación de superficies de cuarzo, granito y superficies ultracompactas. Tenemos por ello el reto de continuar aportando valor e innovación a nuestros públicos de interés. En este marco de actuación, el Instituto Silestone, nuestra plataforma de investigación sobre el espacio de la cocina, desarrolla el proyecto Global Kitchen, una iniciativa para analizar las claves de la cocina doméstica en el siglo XXI con el objetivo de trasladar este conocimiento al sector y a la sociedad en general.”

 “¿Seguimos en la cocina?” Esta frase forma parte de la cotidianidad de cada vez más hogares, lo que demuestra su posición de centralidad en todas las culturas y que tiene sus consecuencias en su uso y diseño. Para ello se considera por encima de todo su funcionalidad: acoger de manera segura y práctica la labor del cocinado –puntos de calor, salidas de humos…se invisibilizan y se incorporan tecnologías que garanticen, por ejemplo, la higiene, la resistencia al calor o la durabilidad- junto a otras actividades que le ceden el resto de las estancias, como ver la tele, consultar las tabletas…

La cocina deja de ser, aunque lentamente, un espacio únicamente femenino. Así la mujer sigue siendo la figura encargada de la preparación y organización de las comidas –duplicando el porcentaje masculino- si bien se observa un progresivo cambio fruto del reparto de las tareas domésticas. Sin embargo, el reparto equilibrado sigue siendo una asignatura pendiente en las culturas mediterráneas en comparación con los países anglosajones.

El binomio alimentación-salud, plenamente interiorizado, tiene también su reflejo en la cocina. La preocupación por un estilo de vida más saludable, tanto a nivel físico como mental, se constata en el interés por conocer tanto la procedencia como las propiedades nutricionales de los alimentos. A ello se añade la disminución en el consumo de alimentos procesados y precocinados.

La conciencia medioambiental condiciona el uso de la cocina a todos los niveles. Se traduce, por un lado, en la progresiva transformación en los hábitos de compra y otros comportamientos: cada vez tienen menos cabida las bolsas y envases de plástico, ganan importancia el suministro a granel y los productos de temporada y proximidad. Y por el otro, la cocina se convierte en el espacio en el que profundiza en la conservación y reutilización de alimentos para evitar su desperdicio.

En la cocina del siglo XXI las redes sociales cobran protagonismo, incluso por delante de la domótica y dispositivos inteligentes. Y se convierten en motivo para pasar más tiempo en ella, explorando nuevos platos o recetas, convirtiéndose también en fuente de información sobre cambios en la dieta o descubrimiento de nuevos restaurantes, mediante blogs, Twitter, Facebook, Instagram o tutoriales de YouTube. Un proceso en el que los grandes chefs han adoptado un papel prescriptor –han relevado incluso a la mujer a la hora de transmitir la tradición gastronómica que antes se hacía de abuelas, madres e hijas- compartiendo su sabiduría gastronómica sin restricciones a través de dichas redes, programas televisivos, libros, blogs…..Además las RRSS tienen otro papel fundamental como es ser una de las principales herramientas para la transformación de los hábitos de consumo en base a criterios de eficiencia energética, sostenibilidad o reciclaje.   

La opinión de los consumidores sobre el uso de la cocina y su estilo de vida en este espacio

 

La encuesta realizada a consumidores complementa el Informe Global Kitchen con su valoración sobre cómo utilizan la cocina y los hábitos de vida que desarrollan en este espacio, en conexión con las necesidades que buscan resolver a la hora de diseñarla.  De este modo la cocina:

 

Recupera la posición central en el hogar como espacio multifuncional.

Un 43% de los usuarios realizan las principales comidas del día en la cocina mientras el 29% se reúne con invitados, el 11% trabaja y el 17% lleva a cabo otras tareas en ella. En el caso de España la cocina sigue siendo el sitio para comer: el desayuno en un 61% y la comida con el 33,26 %.

 

2.      Deja de ser un espacio básicamente femenino.

El 63% de las mujeres cocinan habitualmente frente al 29,9% de los hombres y el 6,7% en el caso de otros miembros de la familia o externos como los empleados del hogar. Llama la atención que en nuestro país en un 67% de los casos es la mujer la que se ocupa de hacerlo, un porcentaje ligeramente superior a lo que sucede en los países anglosajones.  

 

 

 

3.      Se concibe como espacio para el cuidado de la salud y el bienestar.

Un 48,9% han cambiado los hábitos alimentarios en los últimos años; el 62% cuida más de su alimentación desde que utilizan las RRSS para consultar información y el 31,1% cocina adecuadamente consumiendo menos alimentos precocinados. Con respecto a nuestra situación señalar que un 40,74% dice comer menos alimentos procesados, una cifra que se sitúa por encima de la media de otros países.

 

4.      Su uso está condicionado a todos los niveles por la conciencia medioambiental.

El 35% separa correctamente la basura que genera; el 21,6% utiliza menos plástico; el 16% reutiliza más que hace unos años; 26,9% reduce el consume de agua y energía; el 52,2% utiliza sus propias bolsas y procura comprar productos sin envase; el 20,3% diversifica el lugar de compra para asegurar la procedencia y la calidad; el 14,5% da más importancia a la compra a granel y el 13% compra mayoritariamente en Internet. En cuanto a lo que sucede aquí, un 18% consume menos plástico –una cifra inferior a la de otros países- y el 35,9 % separa correctamente los residuos – porcentaje ligeramente superior al de otros países-. 

 

5.      Territorio dominado por las redes sociales por delante de la domótica y los dispositivos inteligentes.

El 54% utiliza las RRSS como inspiración para renovar o redecorar su cocina; el 51,8% para informarse sobre recetas, nuevas dietas, alimentos y restaurants, el 13,8% recurre a ellas para informarse sobre cómo reciclar, reutilizar y reducir residuos; el 62% cuida más de su alimentación desde que cuenta con ellas para consultar información y el 54,7% emplea el móvil para interactuar con los aparatos (electrodomésticos, luces, TV…). En lo que respecta a España, el 61,7 % no interactúa con ninguno de estos aparatos lo que la coloca al mismo nivel que Escandinavia o Reino Unido.

 

La funcionalidad es más preferible que la estética

En cuanto a las preferencias de diseño del espacio de la cocina: de los encuestados, el 63% buscan la funcionalidad mientras el 15% tienen como motivación el ahorro, el 12% la calidad de los materiales y el 10% por se decantan por el diseño y la estética.

El Instituto Silestone es una plataforma internacional, impulsada por el Grupo Cosentino, para investigar y difundir conocimiento en torno al espacio de la cocina, tanto doméstica como profesional.

 

La cocina en el siglo XXI:
espacio multifuncional, eco-friendly, 
unisex y conectado a...