martes. 23.04.2024

Fedora Entusiasta

Juan Antonio Palacios Escobar

A sus 36 años, la experiencia y el contacto con otras gentes y otros mundos, le habían enseñado, que quizás lo más importante que había, era ser capaz de vivir la vida con entusiasmo. La paciencia era una de sus grandes aliadas y no se permitía ni mirar para otro lado ni tirar la toalla ante las dificultades.


Fedora tenía siempre en cuenta la sensibilidad de quienes le rodeaban. , procurando no asustar, incomodar ni desagradar a nadie. Y viendo y viviendo las situaciones de forma conciliadora y positiva. Solía hacer caso de su intuición y sin proponerse imposibles, avanzaba con decisión y determinación porque se sabía preparada para conseguir sus objetivos.


Tenía un sexto sentido para analizar las situaciones más conflictivas y las transformaba en positivo, con una actitud abierta en la que siempre valía la pena el esfuerzo necesario para recuperar el entusiasmo, cuando se había perdido.


Cuando había alguna circunstancia que le hacía borrar la sonrisa de su preciosa cara, procuraba cambiar el disco caminando al aire libre, oxigenándose en tareas poco habituales e inyectándose buen humor y dejar de quejarse por el bajón que había padecido.
Otra de las cosas que le daba resultado de vez en cuando era no obsesionarse por el deber y las obligaciones, e invertir tiempo en aquellas cosas con las que disfrutaba. Aprovechaba todo aquello que le resultaba servible y siempre tenía preparada su mirada para ver el lado bueno de las personas y las cosas.


Los choques los convertía en encuentros, y los tragos amargos en momentos dulces y felices, pasando de los peores pronósticos para imaginar futuros de ensueño. En su paraíso no tenia sitio ni la mentira, ni los linchamientos.


Siempre que podía se refugiaba en los lugares que les resultaban agradables y que animaban su espíritu entusiasta. No vivía pendiente de las amenazas y las advertencias de la gente negativa, que todo el día anda pregonando el importante papel que ocuparan en la historia, y escribiendo un relato épico con sus vivencias y sus proezas.


Era valiente pero no buscaba la gloria, afrontaba la realidad y no se escondía detrás de ella. Prefería morir soñando que vivir durmiendo., divertirse en el pensar que discurrir aburriéndose En su recorrido por todo lo que le rodeaba , siempre reconocía y valoraba todas las cosas buenas que le sucedían.


Entusiasta tenía una gran virtud, y es que se olvidaba con facilidad de sus pesares y preocupaciones, poseía una tremenda energía vital, lo que le daba una fuerza especial para superar obstáculos y dificultades. Además su ánimo le inspiraba y le daba fuerzas y motivaciones para realizar cosas nuevas.


Cada mañana al mirarse al espejo se decía y repetía “Hoy va a hacer el mejor día de mi vida”. Se llenaba de pasión y entusiasmo con las nuevas y creativas ideas que se le ocurrían, lo que le daba un mayor impulso y fuerza para cualquier trabajo que se propusiera.
Procuraba no perder el ritmo ni el compás. En su revoltijo sabía conciliar lo útil con lo agradable. Entre vicios y virtudes, dispendios y sobriedades, resistencias y frustraciones, tensiones y crispaciones, maestrías y aprendizajes, Fedora, tenía un gran sentido de la improvisación, lo que le permitía siempre sorprender y sorprenderse.

Fedora Entusiasta
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