martes. 23.04.2024

El ser humano no es un producto del azar

María José Navarro

Para el afamado científico Hans Peter Dürr lo inmaterial no es lo contrario de lo material, pues tal como él mismo afirma, todo es la respiración de Dios. Dürr describe la formación de lo material diciendo que partes de esa respiración se van volviendo rígidas formando así lo inerte. Sin embargo lo esencial es siempre aquello que se denomina “respiración”. Esta respiración de Dios de la que habla Dürr nos lleva ineludiblemente a la conclusión de que ha de haber una realidad en forma de Espíritu Universal a la que podemos también llamar Dios. Por sorprendente que nos parezca, los científicos han encontrado a Dios. Dürr dice: “Somos justamente un mar que por sí mismo no es material; sobre él se acumula prácticamente la materia; Esto significa que la materia es como la escoria del Espíritu”.

Para muchos profanos en la materia, también para muchos incrédulos, ateos, incluso agnósticos, en definitiva para cada persona, los concluyentes descubrimientos de Dürr deberían hacernos reflexionar: Pues ya no somos productos del azar o de la casualidad, y tampoco existe un Dios lejano en un lugar concreto del cielo sino que ese gran Espíritu es la fuerza espiritual que lo traspasa todo. El conocido Nóbel de física Max Planck ya habló de una fuerza tal que pone en vibración todas las partículas atómicas y las mantiene unidas. La existencia de un ser espiritual muy elevado era para él una conclusión de sus investigaciones y el resultado de las mismas.

El ser humano no es un producto del azar
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