Elena Torres, teleprensa.com Almería
El gobierno del PP en el Ayuntamiento de Almería no debería sufrir tanto porque el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, no pueda reunirse con el alcalde de la ciudad para revisar esos trabajos que su antecesor en el cargo, Iñigo de la Serna, dejó “atados y bien atados”, debido a sus problemas de agenda. Tal y como están transcurriendo los primeros cien días de Gobierno socialista es más que probable que se imponga un anticipo electoral, desde luego PP y Ciudadanos trabajan mano a mano porque esto suceda más pronto que tarde.
El barrizal en que se está convirtiendo la política, sacando a relucir conversaciones, guardadas hace casi una década, -prescriben algunos master pero parece que esto no afecta a las vidas privadas-, a mi me provoca más estremecimiento que vergüenza de lo que en ellas se desvela.
Venir a pasar factura a alguien por haber dicho esto o aquello en un momento en que tal vez ni de lejos se le pasara por la cabeza entrar en política y considerar que lo dicho entonces nos juzga de por vida es tanto como ver una traición en alguien que un día votó unas siglas y después se pasó a otras. Puede dar miedo mirar hacia atrás si cualquier acción del pasado puede sentenciarnos en un futuro. Francamente esto ya no tiene pinta de poner el nivel de honorabilidad muy alto sino de haber encontrado un filón la oposición para minar a un Gobierno que, sí, tiene muy poquitos diputados y ninguna fuerza en el Senado.
Así las cosas, seguimos en un bucle que apesta porque lo indigno de todo esto es que alguien conserve imágenes (como en el caso Cifuentes) o audios (como la ministra Delgado) comprometedores de hace muchos años y éstos salgan a relucir por caprichos políticos en cualquier momento. Pero parece que a sus señorías, esto les importa más bien nada, lo mismo que debería importarle al gobierno municipal la entrevista con un ministro de un ejecutivo al que quieren dar una legislatura corta.
