jueves. 28.03.2024

El misterio de los conversos

Juan Antonio Palacios Escobar

Ayer profesan un credo, hoy son de otro y mañana quien sabe quién ganará para que ellos se apunten a quien más le interese. Los partidos políticos en nuestro País no pasan por su mejor momento. La gente desconfía de los políticos y sus organizaciones.

Históricamente las izquierdas han presentado una imagen de división, pero el panorama ha cambiado en la actualidad, y son precisamente las derechas las que en su gallinero cada gallo canta su canto, y todos pugnan por ser el de pelea.

Solo basta dar un vistazo a los resultados electorales para darnos cuenta de la victoria del PSOE y de la crisis interna del PP, en el que como dice mi buen amigo Carlos Villanueva, uno de los mejores viñetistas del País, no solo se hunde sino que ha fraCASADO.

Por ejemplo en CIUDADANOS se han especializado en recoger a todos los que no tienen futuro en su partido o padecen algún cabreo. El último de los ejemplos fue Ángel Garrido, hasta hace dos días Presidente de la Comunidad de Madrid por el PP y tras su renuncia, número cuatro en las listas Europeas de los de la gaviotas.

Pero sin que nadie lo esperara, en un pis pas, Ángel Garrido a cuatro días de las Generales, sin comerlo ni beberlo, se convierte a la nueva fe de los naranjitos y acepta ir el número trece en la lista a la Comunidad de Madrid. Algo gordo está pasando en el PP y también en los cazatalentos de CIUDADANOS.

Garrido, sospechamos que no será el último, pero antes había habido otros casos como los peperos José Ramón Bauzá y Silvia Clemente , los de los ex socialistas Celestino Corbacho, Soraya Rodríguez y Joan Mesquida o al eurodiputada de UPD Maite Pagazartundúa.

En las religiones como en la política no hay fe más peligrosa que la de los conversos, lo curioso que hay algunos casos escandalosos como el de Garrido porque continua oficialmente como del PP para seguir cobrando sin problemas.

A mis años, permítanme que desconfíe de quienes son los más de lo más en todos los aspectos, los que lo saben todo sobre todo el mundo, aquellos que satanizan a todo lo que no les gusta, los que dan las cosas por hechas desde el primer minuto sin esforzase lo más mínimo, los que se niegan a entender nada por mucho que se lo expliquemos.

Los míos son los buenos y los demás son todos malos, es uno de los mayores ejemplos de sectarismo y una de las mayores manifestaciones de los judeoconversos. Les mata la razón y les puede la pasión, les domina la hipérbole y se pierden en la sensatez.

Como estrategas son más torpes que listos, más lentos que agiles, más confundidos que creativos, más desagradables y antipáticos, que enrollados y empáticos, son el peor sentido de la palabra conversos , camaleónicos y vividores, que quieren permanecer a toda costa en el poder.

Se transforman de tal manera que se vuelven ciegos y sordos , y ni ven ni oyen la realidad tal y como es, y no saben estar ni irse sin armar ruidos ni gritos innecesarios , sin distinguir que hay luces verdes que nos dan paso y rojas que nos prohíben pasar.

Por la vida podemos ir con una mochila llena de ideas y de actitudes positivas o una maleta repleta de perjuicios y prejuicios. No debemos olvidar nunca que los halagos son muy interesados y una fuente de equivocaciones sino somos capaces de controlarlos. La autenticidad nos engrandece, las conversiones de pega y última hora nos empequeñece. Estemos siempre, dispuestos a aprender.

El misterio de los conversos
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