jueves. 25.04.2024

Javier Salvador, teleprensa.com

Casi que suena a broma pesada que la Diputación Provincial de Almería organice un acto en Milán (Italia) para promocionar la línea aérea con la capital lombarda. Apenas unos días después de que se diese a conocer que el presidente por accidente de la institución, ahora sustituto de Rafael Hernando como número uno al congreso por el PP, hiciese un viaje a la ciudad italiana no es el mejor momento. Menos aún si fue pagado por la empresa almeriense que, posiblemente, más obras públicas ha hecho allí por donde ha ido pasando Javier Aureliano García Molina, según lo publicado  hasta ahora.

No han estado muy acertados en la Diputación Provincial con esta experiencia cuando aún colea la revelación de El País, porque ya no se trata de si habrás más o menos entregas del serial, si se sostiene o no lo aportado en la denuncia a Fiscalía por una garganta profunda de la empresa constructora es suficiente, o si son políticamente creíbles explicaciones del tipo “fui por asuntos relacionados con los Juegos del Mediterráneo Almería 2005”, mientras tampoco se acuerdan qué otros cuatro compañeros de viaje iban en la expedición. El problema en este asunto es que Pablo Casado, el líder de los populares, se juega mucho más que una supuesta presidencia del gobierno que sabe que no alcanzará, porque aquello que verdaderamente está en la mesa del quirófano y a corazón abierto es el propio Partido Popular.

Si quedan por debajo de los 90 diputados el problema no es la inviabilidad de formar gobierno, sino sostener a la primera ejecutiva nacional que sale de un proceso de primarias en las que no participó ni el 10% del censo en la mayor parte de lugares. Y es esa ridícula cifra la que da una idea del voto que retiene en estos momentos el partido que hasta ahora se ha intercambiado en el Gobierno de España con el PSOE.

Vox y su mensaje de la derechita cobarde están minando como nadie a unos populares a los que no benefician en nada personajes que ya no se acuerdan ni con quién viajaron a Milán en 2005, ni quién pagó el billete de avión. Si Casado quiere mantener el tipo, tendrá que soltar lastre para hacernos creer que de verdad, en su nueva visión de partido, no sólo hay que ser honrado sino también parecerlo.

Y si en plena tormenta te montas otra fiesta en Milán, esta ya pagada a escote entre todos los almerienses, pues parece que el mensaje que se traslada no es de confianza, sino el de que si no quieres caldo, ahí llevas dos tazas.

El Milán menos oportuno
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