jueves. 28.03.2024

Demolición del Toblerone

ALMERÍA.- El Grupo Ecologista Mediterráneo ha criticado, a través de una nota de prensa, el derribo del Toblerone. Así, indica que "en lugar de fomentar medidas imaginativas para un desarrollo alternativo para la ciudad, mejorando sus habitabilidad y su atractivo turístico en base a un nexo de unión estación ferrocarril- toblerone- cable inglés, que hubiera podido funcionar como potencial activo cultural-recreativo o turístico, a los líderes económicos y políticos de nuestra sociedad no se les ocurre otra alternativa que complicar nuestra ya difícil situación económica, promoviendo o alentando proyectos constructivos que terminarán de hacer que nuestra ciudad sea todavía más inhabitable y cuyo efecto económico será enterrar otra enorme cantidad de capital en viviendas vacías".

Nota de prensa

Para una asociación como el GEM, que lleva más de tres décadas trabajando por la defensa del medio ambiente, los recursos naturales y el patrimonio histórico de esta provincia, los actuales sucesos relacionados con el espacio urbano de la ciudad de Almería conocido como “El Toblerone” han tenido la triste virtud de retrotraernos a los comienzos de nuestra actividad en esta provincia, allá por los finales de la década de los 70.

Los paralelismos del episodio actual con actuaciones contra el medio ambiente y el patrimonio histórico de nuestra ciudad que tuvieron lugar en la primera transición democrática son muy claras: un espacio identificativo de la ciudad, con posibilidades de utilización pública es derribado de manera atropellada, sin suficientes estudios, explicaciones ó debates y en nuestra opinión sin tomar las medidas pertinentes relativas a actividades molestas y nocivas. Como en aquella remota época, cuando entre los ciudadanos se han alzado voces en contra de la actuación ó que simplemente se cuestionan su conveniencia ó idoneidad, rápidamente se ha formado un frente unido entre los promotores de la actuación y el poder político dominante que directamente han descalificado y pretendido amedrentar a cualquiera que se haya atrevido a cuestionarse ó discrepar de este extraño caso.

 

Para colmo de males, todo este enredo se enmarca en una situación económica absolutamente desfavorable; ya es un lugar común, el hecho de que diversas agencias de análisis pronostican que la provincia de Almería será, junto con las de Castellón y Toledo, la última de España en recuperarse de la crisis, debido básicamente al enorme stock de viviendas construidas que tiene que absorber su estructura socio-económica; no hace falta más que dar una vuelta por la propia capital de la provincia para ver el desastre económico que está resultando el exceso de viviendas construidas, así como lo difícil que va a ser cumplir los planes urbanísticos ya proyectados. Y en ese contexto, a los líderes económicos y políticos de nuestra sociedad, en lugar de fomentar medidas imaginativas para un desarrollo alternativo para la ciudad, mejorando sus habitabilidad y su atractivo turístico en base a un nexo de unión estación ferrocarril- toblerone- cable inglés, que hubiera podido funcionar como potencial activo cultural-recreativo ó turístico, no se les ocurre otra alternativa que complicar nuestra ya difícil situación económica, promoviendo ó alentando proyectos constructivos que terminaran de hacer que nuestra ciudad sea todavía más inhabitable y cuyo efecto económico será enterrar otra enorme cantidad de capital en viviendas vacías que la ciudad no necesita.

Sin embargo, desde el GEM tenemos que decir que este caso demuestra que hay algo que si ha cambiado en nuestra sociedad en este tiempo; se trata del incuestionable hecho de que ciudadanos almerienses particulares hayan sido capaces de organizarse y mostrar públicamente su rechazo ó simplemente su punto de vista relativo a este proyecto, todo ello a pesar del ninguneo e incluso cosas peores que han tenido que soportar por parte de algunos responsables económicos y políticos. Vaya para estos ciudadanos almerienses nuestro total apoyo y nuestro reconocimiento por su lucha.

El Grupo Ecologista Mediterráneo, contrario al derribo del Toblerone