viernes. 19.04.2024

Elena Torres, teleprensa.com Almería

Yo imagino que en el PP de Almería deben estar muertos de envidia con el proceso de primarias que ha concluido este fin de semana en el PSOE. Los populares también han celebrado congreso para elegir al nuevo presidente del partido, sólo que en su caso no hay elección: sólo hay lentejas y además en doble taza. 

Dice Gabriel Amat, el ‘requetelegido’, que a sus 73 años ya  era hora de haberse ido pero que no lo hace porque basta que haya quien no le quiera para que él se crezca y diga, pues ahora no toca, es decir, lo que coloquialmente se entiende como que no se va ‘por huevos’. No se trata de que el hombre vaya a aportar nuevos aires, mejoras… es más no va a traer nada de nada porque ‘cuando las cosas van bien pa que cambiarlas’, es decir, que no sólo se perpetua él sino también su entorno y aquí nadie se sale del tiesto. Ya se sabe que si a este hombre le llevas la contraria te manda directamente al ostracismo, como ya lo ha hecho cuando ha visto maniobras en sus filas.

Pero yo no me creo la unidad que vende el PP. Es más quiero creer que más de uno se esté reconcomiendo en su fuero más interno al ver la dirección de un partido que está fuera de onda desde hace ya mucho tiempo, tanto como la edad de jubilación de su presidente, que si el Gobierno aún no ha hecho cambios sigue en los 65 años. 

Y eso es lo que resulta más lamentable. No que alguien se empeñe por cabezonería, un insano sentido de orgullo y un autoritarismo fuera de lugar en seguir al frente de unas siglas, que además representan al principal partido hoy por hoy del país, sino que nadie se atreva ni de lejos a rechistar y permita que varias generaciones mueran en el camino. 

El PSOE, por su parte, se ha atrevido a escenificar su catarsis, ha elegido de nuevo a su líder, aunque éste no contaba a priori con el apoyo de sus barones, y eso le va a permitir a Pedro Sánchez iniciar una nueva andadura, de cambios profundos se entiende, con los que tal vez ahora sí consiga remontar resultados electorales que serán, sin duda, el medidor del acierto o no del resultado. Por delante llevan, no obstante, una demostración de democracia interna que, por inusual, se agradece.

Democracia en el PP y el PSOE
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