jueves. 25.04.2024

Javier Salvador, @jsalvadortp

Le guste o no a Susana Díaz en estas elecciones va a salir beneficiada de ese efecto Pedro Sánchez que trae loca a la demoscopia, porque pese a los enormes errores que los medios más conservadores tratan de hacernos ver, las aguas templadas de los tradicionalmente progresistas y el total entusiasmo que generan sus políticas en redes sociales, nadie da aún un pronóstico claro de lo que puede suceder, y  todo lo bueno que le pueda pasar al PSOE en estas elecciones no va a ser reconocido como méritos propios, sino atribuido al descalabro que ocasionará la pugna entre PP y Ciudadanos. Si a eso unimos que después de las últimas demostraciones de ineficiencia que las encuestas dieron en los últimos comicios nadie querrá jugársela, y eso de tirarse a la piscina sin miedo y hacer apuestas por lo que realmente puede pasar será de kamikazes. Así que vamos a ello.

Al PSOE le pintan dos escenarios totalmente distintos, por una parte están las encuestas más favorables que le dicen que puede llegar a los cincuenta escaños e, incluso, alguno más. Hay que tener en cuenta que la mayoría absoluta andaluza se cotiza a 55 sillones del Parlamento de Andalucía. También los hay que les dejan en el entorno de los 27/30 escaños, pero en cualquiera de los casos el resto estaría por debajo y Susana Díaz es la clara ganadora de los sondeos. Además, será la primera fuerza en todas y cada una de las provincias andaluzas.

Quizás la situación más incómoda la tiene Ciudadanos, que aspira a convertirse en la segunda fuerza política arrebatando entre diez y doce parlamentarios a los populares, lo que se viene a llamar el “PuntaPié” de Rivera, porque lo de sorpaso era cosa de PSOE/Podemos, y aquí no pega. El caso es que la formación naranja tiene opciones en Andalucía porque sencillamente se les ha visto más moderados, menos escorados a la derecha, y eso en Andalucía se digiere mejor. Hay que tener en cuenta que aquí nunca ha ganado con una mayoría suficiente de gobierno un partido conservador y eso se debe a algo. El problema de Ciudadanos puede ser el mismo que se vio en Cataluña, que cuanto menos aparece Rivera mejor resultado tienen, y si bien es cierto que a nivel global es su indiscutible mejor valor, en determinados territorios no es el elemento más aglutinador.

Y luego nos encontramos con el fenómeno Podemos e IU, que ya no sé ni cómo se llaman, pero son el mayor ejemplo de las malas pasadas que juega la política. Y me explico. Cuando nació la formación morada en las plazas era la fuerza emergente que se iba a comer por los pies al PSOE, pero con el tiempo parece que cada vez se queda más en el espacio de aquella Izquierda Unida de los mejores tiempos de Julio Anguita. El problema es que no hay sitio para ambos a ese lado del panorama político, y lo peor de todo es que el miedo inicial de los centenarios rojillos de toda la vida ha hecho que ese lugar se lo quede a precio de saldo una formación nueva, Podemos, tan de izquierdas como burguesa. Y ahí es donde han perdido su juvenil encanto, aunque de mensaje sigan tan saludables como originales.

El PSOE ganará las elecciones sí, pero lo que aún no queda muy claro es si tiene la lección aprendida, si es capaz de volcarse todas a una en una campaña en la que se juegan de mucho a muchísimo y en la que, no nos equivoquemos, no hay espacio para rencillas o grupúsculos. Si los socialistas tiran de siglas, de líderes regionales y se vuelcan demostrando que un partido unido es capaz de reconstruir una España unida, entonces sí que se darán las circunstancias para poder decir aquello de que Andalucía volvió a ser el punto de inicio.

Del SorPaso al PuntaPié
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