viernes. 19.04.2024

Críspulo Carismático

Juan Antonio Palacios Escobar

Críspulo convencía con su sola presencia, sin decir nada ni hacer ningún gesto, tenía carisma. Jamás daba consignas, pero hacía que la gente pensara y se moviera en la dirección que él quería. No estimulaba la mitomanía pero cautivaba a quien le conocía. Su manera de estar en el mundo y enfrentarse a los más resistentes, se movía entre la realidad del poder y el poder de lo real.


Carismático despuntaba en todo, además era como el gran guardián del sentido común, que le daba un aire ecológico a todas sus palabras, y promovía con sus actuaciones una ciudadanía activa y una actitud solidaria, entre lentos esperpentos y ejemplaridades rápidas.
CC aprovechaba todo lo que estaba al alcance de su mano para ofrecérselo a los demás., más allá de lo previsible y más cerca de lo increíble, entre rescates y dislates., entre apagar fuegos o provocar incendios, entre abrir la puerta a lo nuevo y cerrar la ventana a la censura y lo viejo.


Se pueden pedir explicaciones sobre lo existente y exigir que se cumpla lo que jamás ocurrió, podemos ser ecuánimes, sensatos y honrados o volvernos locos y querer descubrir fantasmas donde solo hay injurias y objetivos miserables.


Nuestro amigo sabía acompañar sus gestos con la ejemplaridad de sus hechos, pero además lo hacía con sencillez y humildad, de tal manera que cuando hablaba de actuaciones, nunca se atribuía los logros personalmente y huía del egocentrismo y el egoísmo y siempre se refería al nosotros, valorando la tarea del equipo.


Tenía la gran habilidad de inspirar y crear confianza entre los demás, sabiendo reconocer, sin complejo alguno, sus errores y valorando en los demás sus aciertos y méritos, lo que le otorgaba una gran credibilidad, y hacía que los otros le otorgaran autoridad, sin necesidad de mandar ni imponer sus criterios e ideas.


Sabía escuchar y se detenía para reflexionar con quienes le rodeaban, estando en disposición de aceptar otras posiciones y propuestas ajenas, y no considerando que las suyas eran mejores y maravillosas. Además Críspulo era batallador y se rebelaba ante cualquier injusticia para solucionar el problema.


No solo era comprensivo, justo, creativo, hábil y productivo en lo que emprendía, sino que también tenía su sello personal e intransferible en sus proyectos, lo que no le impedía sacrificarse cuando tocaba, no pidiendo a los demás lo que él era incapaz de hacer.
Diariamente demostraba su ingenio y capacidad para abandonar las rutinas y las concepciones predeterminadas, y sus habilidades personales eran las que le llevaban a encabezar y liderar los equipos con los que trabajaba.


Era muy cercano y humano, pero no era influenciable por los cotilleos y los pelotas, y sabía disculpar los fallos como algo que forma parte de la condición humana, lo que difícilmente toleraba era a los intoxicadores que se pasan el día “poniendo verde” a todo bicho viviente y a los irresponsables que son incapaces de hacer frente a sus obligaciones ciudadanas.
Se sentía seguro, quizás porque estaba lleno de dudas, y sabían que éstas, algunas veces, eran traicioneras, lo que le hacía estar alerta ante todas las posibilidades y probabilidades que pudieran dársele. Era un motor de entusiasmo para todos los que trabajaban con él, que habían terminado seducidos y lleno de admiración.
Podía conseguir los objetivos que se propusiera, pero tenía la inteligencia de adoptar siempre una actitud abierta y de aprendizaje

Críspulo Carismático
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