jueves. 28.03.2024

Confusa y convulsa investidura de Rajoy

José Tomás Cruz Varela

Los que tuvimos la paciencia de soportar el debate de investidura celebrado el pasado 27 de octubre y oír las disertaciones que nos regalaron sus señorías, al menos, disponemos de una idea aproximada sobre lo que  nos espera en la próxima legislatura. En general, dicho debate, no aportó grandes ideas con excepción de las intervenciones de los diputados de Podemos que resultaron vergonzosas, y en ocasiones, sencillamente grotescas. 

Una vez más, Pablo Iglesias, con la actitud y el desagradable tono que le caracteriza, nos obsequió con otra dosis de prepotencia, alardeando nuevamente de su desprecio hacia el Parlamento y lo que representa. Continúa sin asimilar sus adversos resultados electorales, lo que provoca que aflore su irredenta condición de resentido. Ignora lo que son las formas y lo más triste consiste en que en ninguna de sus intervenciones e instalado en la más cutre demagogia, no aporta nada constructivo para el país. 

Iglesias, al margen de descalificar a los componentes de las restantes formaciones, con su reiterativo populismo solo genera vergüenza ajena. Pretende suplir su inoperancia con grosería y desprecios a personas e instituciones y tal método no funciona sino todo lo contrario. En efecto sus baladronadas  le granjean portadas, pero  el intentar gobernar a golpe de despropósitos y payasadas no es precisamente lo que España necesita. 

En cuanto al PSOE, sumido en una crítica y compleja situación interna y aderezada con enfrentamientos de todo tipo, fue su portavoz Antonio Hernando el responsable de explicar y justificar el paso del estúpido “no es no” a la abstención, quien dos meses atrás aparecía siempre pegado a su Jefe, Pedro Sánchez, ejerciendo de suficiente y defendiendo a ultranza y fervorosamente el discurso del secretario general. Hernando memorizó el  argumentario que le prepararon los asesores socialistas, saliendo del trance como pudo y teniendo que soportar los epítetos que le dedicaron muchos de sus correligionarios. Todo un papelón

Sobre el lacrimoso portavoz popular, Rafael Hernando, en busca de su minuto de gloria, metió la pata una vez más permitiendo con ello que los podemitas montaran otro numerito abandonado el Hemiciclo por las declaraciones de este dirigente, regresando dos minutos después para participar en la votación.

Al ya presidente Rajoy, desde que el sábado 29 fue investido, gracias a la abstención de los socialistas y una vez superado el trauma de no tener que pasar a la Historia, por el momento, como "Mariano I el Breve", dormirá mucho mas tranquilo  y satisfecho de haber logrado, presuntamente, permanecer otros cuatro años más como inquilino del Palacio de la Moncloa. Con posterioridad hemos observado que tanto el Jefe del Ejecutivo como la inevitable pléyade de pelotas oficiales que le rodean, en todas las apariciones públicas, tienen orden de hacer mención de una amplia y duradera legislatura para el presidente, algo que no comparten PSOE ni Podemos, ni tampoco muchos millones de ciudadanos.

La decisión de Pedro Sánchez de cesar como diputado no es ni mejor ni peor, sino la menos mala de las tres posibles. Al ritmo que navega este desnortado y ambicioso político  cosechando equivocaciones, da la impresión de que serán mas el ruido que las nueces. No obstante tampoco se puede negar que la brusca salida de Sánchez ha causado y causará ciertos trastornos, pero en cualquier caso la sangre no llegará al rio. Cuando el aparato  te abandona, date por jodido como diría un castizo. Lo que si precisa con urgencia el PSOE en un líder de verdad. Permitirse la licencia de nombrar a otro pamplinólogo como secretario general sería caótico y  supondría el pase a la categoría de partido testimonial. Cuando antes se convoquen las primarias y celebre el Congreso será su salvación.

Resulta algo incongruente que Rajoy acuda a "los palos en la rueda". Si está pensando que va a recibir gran apoyo de la Cámara, con la excepción de Ciudadanos, el error sería mayúsculo. El resto del arco parlamentario lo tendrá siempre en contra y con saña. Alegar que no se le puede pedir que gobierne en contra de su programa es absurdo, y más todavía la boutade de que "se comprometerá a trabajar día a día". ¿Cómo cree el presidente que lo hacen los restantes españoles que gozan de un empleo? Es menester que asuma cuanto antes que la mayoría absoluta corresponde a la pasada legislatura, y de paso recordar que la abstención de los socialistas no representa colaboración. Recuerde como se lo han repetido infinitas veces que "no tiene la confianza de los socialistas" sino todo lo contrario.

La cerrazón de Sánchez con su "no" a ultranza ha supuesto un tremendo deterioro para la imagen del PSOE, si bien existe un colectivo que continua defendiendo y con cierta razón la postura del ex secretario general, que tratarán de tensionar al partido y grupo parlamentario. Nadie sabe que ocurrirá con el intento de este iluminado político de regresar al partido presentándose a las próximas primarias para tratar nuevamente de recuperar el poder.

Por último, la desafortunada actuación del diputado de ERC, Gabriel Rufián, se juzga por si sola. Acceder a la tribuna de oradores para ofender es inaudito. Nuestro Parlamento y lo que representa merece otro tratamiento. Un político que ignora como debe comportarse está sobrando en el Hemiciclo. De ahí la merecidísima desafección de los españoles hacia sus políticos como vienen reflejando tiempo ha todos los sondeos de opinión. Tendencia que aparece con mayor virulencia entre la juventud cuando contemplan hechos como los comentados...¡¡Tiempo al Tiempo!!

Confusa y convulsa investidura de Rajoy
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