viernes. 19.04.2024

Javier A. Salvador, @jsalvadortp

Sacar a Franco del Valle de Los Caídos es algo así como condenar, de una vez por todas, un golpe de Estado que sumió a España en una guerra civil y posterior dictadura por la que este país aún paga años y años de retraso frente a otras naciones de su entorno. Sacar la momia o lo que quede del dictador supone quitarnos de encima ese puesto privilegiado que entre todos le hemos dado con nuestro silencio, cuando realmente si es importante quitarnos ese lastre y enterrarlo de verdad.

Coincido con muchos en que en esta nación hay cosas mucho mas importantes por hacer, pero eso no quiere decir que tengamos que olvidar otras que están pendientes y son, sin duda alguna, muy importantes. Por mi edad no viví los años de dictadura, ya que cuando Franco murió apenas tenía cinco años, pero sí crecí en una transición incompleta en la que el miedo siempre estaba presente, y prueba de ello fue que el 23 de febrero de 1981 a los españoles se les cayó el alma a los pies cuando el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero entró pistola en mano en el Congreso de los Diputados. En ese momento todos entendieron que las heridas no habían sido bien cerradas porque la gente no salió a las calles a defender su libertad hasta que el peligro no había pasado. Hoy la reacción hubiese sido muy distinta.

Han tenido que pasar casi ochenta años desde el final de la Guerra Civil, más de 40 desde la muerte del dictador, para que de una vez por todas reconozcamos que en una democracia, en un estado de derecho, nadie deja la cuenta sin pagar. Ahora, por fin, se pasa factura de una de las etapas más oscuras de nuestra historia y es en este instante, en el que somos mayoría los que no vivimos esa dictadura, el momento en el que debemos actuar sobre sus últimos vestigios.

Del franquismo heredamos tres cosas fundamentales. Una clase social enriquecida mediante corrupción y nuevos propietarios de todo aquello que se robó a los vencidos, una monarquía impuesta por un dictador para que nadie volviese a pensar en una nueva república y el jodido Valle de Los Caídos. El mausoleo a la estupidez de los españoles por no haber tenido el coraje de meterle mano en estos cuarenta años posteriores a la dictadura.

Es importante sacar a Franco del Valle de Los Caídos hasta para provocar que se retraten aquellos que aún anhelan los tiempos pasados como si hubiesen sido mejores, y es bueno que sepamos dónde está cada uno y qué ha estado escondiendo hasta ahora.

Es importante que a las nuevas generaciones les traslademos el mensaje de que tarde o temprano el que la hace la paga, y que un dictador nunca puede ser considerado un héroe, ya represente a los rojos o a los azules. Nunca, en ningún caso, y menos alojado en un mausoleo como si hubiese sido todo un emperador al que rendir culto en la posteridad. No, a Franco no, y yo soy de los que se suman a esa condena, aunque sea 80 años después.

Condenar a Franco 80 años después
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