Juan Antonio Palacios Escobar
Las cualidades de Ceferino saltaban a la vista, y aunque él no iba de figura ni presumía de ellas, eran tan evidentes que se hacían notar en cualquier espacio o circunstancia. Por muy complicado que fuera un problema que debía resolver o una situación que afrontar, nada le asustaba, lo que no significaba que fuera un temerario irresponsable.
Lejos de ser imprudente, abordaba lo complicado que le salía al paso con moderación y sabiduría, como si fuera un reto que había de superar. Un desafío en el que se sentía cómodo y motivado. Y lo hacía con ganas e ilusión, con entusiasmo y alegría para lograr los objetivos que se había propuesto.
Capacitado conocía a la perfección los temas a los que se enfrentaba, y como buen comunicador, sabía presentarlos con claridad y una excelente pedagogía, de tal manera que toda complicación se volvía facilidad a través de la palabra de Ceferino,
CC sabía convencer al más resistente de los interlocutores y era capaz de utilizar los argumentos más interesantes y convincentes, aquellos que cautivaban a los otros y le demostraban cuales eran las mejores razones para apoyar el proyecto que tenían delante de sus ojos.
No se le escapaba detalle y era tremendamente observador, para encontrar soluciones viables y evitar propuestas absurdas, sabiendo captar con agudeza el estado de ánimo de los otros, qué les inquietaba y cuáles eran sus necesidades reales.
Era un experto en leer el lenguaje corporal de quienes le rodeaban. Sabía de la elocuencia de nuestros gestos por encima de nuestras palabras. Además en este permanente estado de alerta, escudriñaba el mundo de las emociones y sentimientos.
Tenía una gran facilidad para romper el hielo con la gente más desconocida y alejada, creando una atmosfera de confianza y entablando unas relaciones personales con gran facilidad con aquellos que mostraban menor empatía.
Como era de natural sociable y simpático, solía tener una conversación interesante por sus temas y contenidos, animada por sus formas y estilo , variada por que no se encerraba siempre en lo mismo sino que abordaba lo que le echaran, y oportuna porque evitaba decir lo más inconveniente en el momento más inadecuado.
Llamaba la atención su enorme respeto hacia sus adversarios, a los que jamás consideraba enemigos y con los que siempre procuraba llegar a acuerdos justos y beneficiosos para todos., con la particularidad de ser honesto y cumplir lo acordado, sin pretender engañar a nadie.
Ceferino, no solo tenía una sólida formación que había adquirido a lo largo de las tres últimas décadas, sino que a sus cincuenta y un años podía presumir de prepararse con esmero cualquier intervención por fácil o difícil que fuera.
Desde su meticulosidad, reunía toda la información posible, ensayaba con minuciosidad sus presentaciones y definía con precisión su estrategia, sabiendo ser suave en las formas pero firme en la defensa de sus ideas.
Estaba seguro de sus posiciones y no se dejaba impresionar por fuegos de artificio, ni por agresiones ni tensiones creadas artificialmente para desestabilizarlo. Sabía mantener la calma, reaccionar con rapidez y encontrar soluciones, sin dejar escapar las oportunidades y aceptando el riesgo desde la creatividad, la paciencia, la prudencia y el saber esperar.
