jueves. 28.03.2024

Javier A. Salvador, @jsalvadortp

El PSOE tiene ante sí la difícil tarea de intentar acciones de gobierno con unos socios para los que deberá utilizar enormes dosis de diálogo, que no es imposible, al mismo tiempo que se van a convertir en el saco de boxeo de un PP herido de muerte y un partido como Ciudadanos absolutamente enrabietado. A partir de ahí los socialistas necesitan dos estrategias totalmente distintas que no podrán ejecutar desde un mismo frente, porque no pueden emprenderse con el mismo talante, pero sí retroalimentar una a otra para que toda acción desproporcionada desde la oposición se convierta en una respuesta que al mismo tiempo suponga la consecución de los objetivos imposibles, de aquellos que los populares utilizarán como leña del populismo. Lo que viene a llamarse apagar incendios con bombas o combatir la mala leche a hostias.

El primer ejemplo es prácticamente necesario y urgente. Es decir, estamos ante un escenario según el cual el PP amenaza sin paliativos introducir modificaciones en los Presupuestos Generales del Estado con el único fin de quitarle al País Vasco las infraestructuras que ellos mismos les prometieron para garantizar el apoyo del PNV en su aprobación. 

Como los populares son de una raza especial, debieron creer que un si a los PGE era al mismo tiempo un venda en los ojos, unas pinzas en la nariz y una especie de celda en la que tener a ese partido como rehén lo que restaba de legislatura. 

Ante esta situación, si les quitan inversiones, qué medida puede tener el nuevo Gobierno para poder compensar la pérdida económica, pues sencillamente el acercamiento de los presos de la extinguida ETA, dejando claro que esa es la respuesta de la Cámara a la oposición que plantea el PP. Pero al mismo tiempo, y sin pasar por la casilla de salida, el Gobierno debe procurar por todos los medios trasladar a los políticos catalanes presos a centros que estén lo más próximos a sus domicilios. Por qué los condenados por la corrupción del PP pueden elegir cárcel y el resto no.

El acercamiento de presos sería una de las primeras bofetadas de vuelta a la oposición que plantea una derecha que va tratar de recomponerse en una huída hacia adelante que, sólo y exclusivamente, van a sustentar en declaraciones gordas y guerra de guerrillas en redes sociales. Nada que no sea combatible con acciones que no cuestan dinero, ayudan a familias,-porque los presos también las tienen-, y pueden normalizar afectos a un ejecutivo en precario.

Acerquen a los presos, sea o no el momento, porque esta historia no va de qué dirán los medios de comunicación, sino de lo que opina la gente de la calle, y a la calle le importa muy poco dónde cumpla uno u otro la condena, mientras la cumpla.

La siguiente contrarrespuesta al PP bien que podría ser el Valle de Los Caídos, pero sabiendo que ese es el segundo punto de mira ¿Se atrevería el PP a provocar la pérdida del santuario? ¿Se lo perdonarían sus fieles?

Acercad los presos