sábado. 20.04.2024

Javier Salvador, @jsalvadortp

Hay un momento del día adía en el que los problemas que generan esos desmanes políticos que nos asustan en titulares ya no son sólo culpa de quienes los cometen desde el gobierno, sino de aquellos que desde la oposición y siendo mayoría no son capaces de corregirlos.
Llevamos toda la semana escandalizados por el hecho de que Fernández Díaz, quizás el peor ministro del interior desde la dictadura por haber sido el que más libertades ha intentado limitar, fuese presidente de tal o cual comisión. Bien. Al final presión ha servido para que el PSOE se avenga a razones y diga eso de que hasta aquí el buen rollito.
Pero si ha posibilidad de consenso en Madrid, por qué no se puede volver a intentar en provincias. Porque ya es hora de retomar cuentas pendientes y exigir que la oposición actúe o calle para siempre.
Miremos los casos que hay en Almería.
En Adra una plataforma ciudadana posibilitó la llegada a la alcaldía del PP porque no fue capaz de llegar a un acuerdo con el PSOE para mandar al banquillo de la oposición a un alcalde al que todos los días acusan de todo. Desde mantener al marido de Carmen Crespo, portavoz del PP en el Parlamento Andaluz con un sobresueldo del carajo, hasta gastar más de 250.000 euros en teléfonos. Pero no hay moción de censura.
En Roquetas de Mar el alcalde de la localidad, Gabriel Amat, está investigado por el presunto trato de favor a las empresas de su familia hasta el punto de concederles licencias para construir casi un millar de viviendas. En ese caso quienes le mantienen son los concejales de Ciudadanos, que tampoco se ponen de acuerdo con PSOE, IU e independientes para crear un gobierno de coalición que ventile los extraños olores que rodean el ayuntamiento roquetero.
En Almería, al igual que Roquetas, también es Ciudadanos quien mantiene en su sillón al alcalde más caro de Andalucía que, además, tiene los santos cojones de contar con el equipo de concejales y asesores mejor pagados a este lado de Despeñaperros. Pero CS, PSOE e IU no son capaces de ponerse de acuerdo para levantar las alfombras del consistorio y acordar un gobierno de transición que devuelva el equilibro entre centro ciudad y barrios de la capital.
Ya no es sólo culpa del PP, sino de los demás, y como los de Gabriel Amat investigadísimo líder de los populares almerienses se sienten impunes ante todos, y tienen espalda para todo, son capaces hasta de pedirle a la Junta explicaciones sobre por qué aún no ha abierto su escuela golf del Toyo, cuando a 100 metros el Ayuntamiento de Almería (PP) tiene un campo de golf de 18 hoyos del que algún día conoceremos sus cuentas, lo que cobra cada uno de los que allí están y quiénes son, porque igual nos encontramos con una Galasa, segunda parte, pero en plena capital.
Vamos que aquí también podríamos hacernos un Fernández Díaz, todos de acuerdo, y así los ponemos de moda, como los Mannequin Challenge que nos salen espontáneamente en Almería al conocer lo que cobran los muchachos de lo público.
Y hablando de la moda de quedarse congelados, como los maniquíes, ¿tardarán mucho en los ayuntamientos en sumarse a uno? Que para eso siempre tienen ganas y tiempo.

¿Y un Fernández Díaz en Almería?
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