miércoles. 24.04.2024

Unas jornadas con criterio único

Luismi Garrido, Área de Ecologismo de Podemos Andalucía

La Junta de Andalucía ha convocado a diferentes colectivos sociales, profesionales, laborales y partidos políticos a unas jornadas para la elaboración participativa de una nueva Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA). Para ello se ha partido de un decálogo firmado por diferentes organizaciones, entre las que no se encuentran ni Ecologistas en Acción ni Podemos Andalucía, que deja bien claro las intenciones del Gobierno de Susana Díaz: Pretende reactivar el mercadeo inmobiliario andaluz, para que vuelva a ser el motor que tire de la economía de nuestra región.

 El título de este decálogo ya apunta en esa dirección: DOCUMENTO DE COMPROMISO CON LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA Y EL CRECIMIENTO SOSTENIBLE MEDIANTE EL IMPULSO Y PUESTA EN VALOR DE UN DECÁLOGO DE MEDIDAS PARA LA AGILIZACIÓN Y SIMPLIFICACIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE APROBACIÓN DEL PLANEAMIENTO URBANÍSTICO Y LA FLEXIBILIZACIÓN DEL PROCESO DE PLANIFICACIÓN. Se declara abiertamente que para reactivar la economía andaluza, se ve necesario “agilizar y flexibilizar” los planes urbanísticos, menospreciando las grandes virtudes que tiene nuestra región en cuanto a suelo agrícola y ganadero, medio natural, horas anuales de sol, viento y situación geográfica, por poner algunos ejemplos. Pero el documento continúa apostillando la misma idea una y otra vez... “los firmantes manifiestan su voluntad de trabajar con el objetivo general de agilizar los procedimientos de naturaleza urbanística a partir de las medidas que se presentan y en el horizonte temporal 2016-2018”... “A iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, las partes firmantes acuerdan asumir compromisos para la agilización y simplificación del procedimiento de aprobación del planeamiento urbanístico y la flexibilización del proceso de planificación, con el impulso y puesta en marcha de las siguientes medidas...” Rematando el documento con un decálogo de buenas intenciones en el que sólo destacan medidas encaminadas exclusivamente a hacer más rápida la posibilidad de seguir arrasando con el suelo de Andalucía. Bien es cierto que el documento habla de “desarrollo urbano sostenible con el fin último de mejorar la calidad de vida, situando en el centro al ciudadano y desarrollando un urbanismo que aborde los retos de la sostenibilidad y la entrada de las ciudades en la era de la información y el conocimiento”, pero viendo el decálogo de intenciones, la sostenibilidad queda diluida cual gota de agua dulce en un océano.

 

            Las jornadas se han planificado de manera separada, con una por cada provincia e invitando a ellas a los respectivos agentes sociales y económicos. La metodología impide el debate y el intercambio de ideas y opiniones, porque consiste en separar a los participantes por grupos de afinidad, en el que de uno en uno cada representante expone sus ideas y da unas pinceladas de sus intenciones de participación en este proceso. Es decir, que el debate y la confrontación de ideas entre los profesionales y los responsables públicos, parece que se producirá en otro foro con otro formato y en un periodo aún no programado. Sólo esperamos que, si de verdad el Gobierno andaluz pretende hacer un proceso participativo, de margen a los interesados para preparar adecuadamente la cita y haga la publicidad adecuada para que toda la ciudadanía pueda participar, si lo estima importante.

 

            Las dos primeras jornadas ya se han celebrado. La primera de presentación, se celebró el pasado 15 de Febrero en Sevilla y la segunda ha sido esta semana en Cádiz. Podemos Andalucía ha participado en ambas y repetirá en las restantes hasta finalizar el proceso. Por desgracia, en las dos primeras nuestros peores augurios se han confirmado. A tenor de lo expuesto por los representantes de empresarios, notarios, registradores de la propiedad, arquitectos, COAMBA y ayuntamientos, lo único importante en esta iniciativa es agilizar, simplificar y flexibilizar los procesos urbanísticos, quedando en último plano la sostenibilidad, el cambio climático, el derecho a la vivienda y el cambio de modelo económico. Tan solo Ecologistas en Acción, Izquierda Unida y Podemos Andalucía manifestamos nuestro desacuerdo con las medidas encaminadas a volver a tropezar nuevamente con la misma piedra y nos negamos a contribuir con nuestro trabajo a que el urbanismo depredador vuelva a ser la máquina que tire de la economía andaluza. Resultó muy clarificador que la postura del la mayoría de asistentes, a juzgar por sus exposiciones, fuera querer volver al modelo urbanístico anterior y nos tememos que nuestra función como representantes de la ciudadanía va a ser muy dura. Pero no vamos a cejar en nuestro empeño de exponer nuestras ideas y llevarlas, cuando toque, hasta el Parlamento andaluz.

 

            En el poco tiempo de intervención de que disponíamos, tan solo era posible dar unas breves ideas de hacia dónde creemos que debe ir encaminado este proceso, aunque estamos elaborando un documento marco en el que recogemos las aportaciones de todas las organizaciones, ciudadanas y ciudadanos, que quieran participar y colaborar con nosotros en su elaboración. Las líneas maestras de este documento, que son las que expusimos en nuestra intervención, ponen como condición indispensable que la sostenibilidad debe ser la característica ineludible de la nueva ley, porque el urbanismo es una actividad que, sin el debido control, atenta frontalmente contra recursos naturales y contra el bienestar de la ciudadanía. Algunas de nuestras propuestas son:

 

Proceso participativo para la elaboración de esta reforma de la LOUA, donde exista un foro de debate para confrontación de ideas entre los expertos en la materia.

Abandonar la “cultura del pelotazo” y abrazar una nueva cultura del bien común, porque las maniobras especulativas asociadas a los farragosos procesos de planificación urbanística, solo sirven para favorecer el enriquecimiento de unos pocos privilegiados, a costa de la explotación de los recursos que son de toda la ciudadanía.

Cambio de paradigma: el urbanismo no es un instrumento para generar o no economía. El urbanismo debe servir para mejorar el medio ambiente urbano y territorial y con ello la calidad de vida de las personas.

Hacer un diagnóstico de la situación actual, señalando dónde han estado los errores cometidos, para adoptar medidas que contribuyan a corregirlos (en lo posible) e impedir que vuelvan a ocurrir.

Despertar la voluntad política para definir objetivos políticos en materia social, ambiental y económica. Y de esa forma perseguir el objetivo final del beneficio común. Alcanzar la cultura del BIEN COMÚN.

El nuevo urbanismo debe empezar por permitir un nuevo modelo de desarrollo local basado en los recursos del territorio y en las necesidades reales de las personas, no en las necesidades especuladoras de promotores y amigos políticos.

La Junta de Andalucía y cualquier otra Administración deben facilitar la participación pública en la elaboración de los planes y para ello:

- Información de calidad.

- Transparencia del proceso.

- Facilidad de comprensión.

Acortar los tiempos SÍ, pero tanto para su puesta en marcha y como para su finalización. Impidiendo que planes urbanísticos se eternicen hasta quedar obsoletos.

Cumplir el Objetivo 11 de Desarrollo Sostenible suscrito por la comunidad internacional en 2015 e incluido en 2016 en la Agenda Urbana Mundial que salió de la Cumbre Hábitat III de la ONU en Quito.

Es fundamental desarrollar un urbanismo sostenible que disminuya nuestra huella de carbono y mitigue los efectos del cambio climático. Por ejemplo: la huella ecológica de la ciudad de Sevilla, está consumiendo 3 veces lo que produce un ecosistema de su tamaño.

La nueva Ley debe apostar por modelos urbanísticos que favorezcan el uso de transportes públicos y el uso de transportes no contaminantes como la bicicleta. Porque de esa forma, la inversión en mitigar los efectos de la contaminación podrá emplearse en mejorar los servicios de la ciudad y mejorará el bienestar social.

Favorecer la rehabilitación la ciudad histórica y los barrios, antes que construir nuevas urbanizaciones. Y las ya existentes, allá donde estén inconexas y sin servicios fundamentales, transformarlas en ciudad donde sea posible y necesario, y para ruralizarlos donde no. El objetivo es recuperar la ciudad mediterránea compacta y compleja, en relación simbiótica con el territorio rural que la contiene.

Unas jornadas con criterio único
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