jueves. 28.03.2024

Unai Talentoso

Juan Antonio Palacios Escobar

Unai estaba satisfecho con su nombre, él y su toda su familia eran de origen vasco y sabía que su significado como vaquero, no era mal honor, sino todo lo contrario. Era como su apellido indicaba talentoso y arrancaba lo mejor de cada una de las situaciones que vivía.

No se sentía alguien excepcional pero sabía que era un fenómeno en detectar alarmas e intuir lo que podía pasar. Tenía la gran habilidad de resolver divergencias, y no caer en absurdas polémicas sobre temas intrascendentes ni hacer relevantes a figuras ocultas e insignificantes.

Siempre descubría la existencia de otros mundos y jamás creía que la única verdad era la suya, que es lógico que haya  dudas razonables y que sea normal que, en ocasiones, no se esté seguro de lo que se dice, que entre balas y bulos, no hay lujos pobres sino pobres lujos.

Talentoso escalaba siempre en las más peligrosas circunstancias, sin escándalos ni esperpentos, sabiendo ser paciente en el andar un largo camino, sin precariedades ni privilegios, sin adjetivaciones ni alegorías, sin aliteraciones ni anáforas.

Su talento y racionalidad le hacía reflexionar permanentemente entre ideas opuestas y significados contrarios, y este juego entre tesis y antítesis, descubría la síntesis conveniente a aplicar en cada momento, al igual que en su ingenio y creatividad era capaz de dirigirse a personas ausentes o a cosas o conceptos abstractos , todo un apóstrofe.

UT jugaba con las palabras, intentando encontrar nuevos vocablos, con partes de las ya existentes, combinando elementos reales e imaginarios, buscando los dobles sentidos y los distintos significados de una misma palabra, acumulando hechos, atributos, conceptos e imágenes.

También gustaba de hacer hipérbaton, o con una inversión sintáctica, alterar el orden habitual de cualquier frase, utilizar la retórica para deformar la realidad, ensalzándola o degradándola. Y en este diabólico rompecabezas de las palabras, en demasiadas ocasiones expresaba lo contrario de lo que en realidad quería decir.

Cometer un error puede traer sus consecuencias, repetirlo como le ocurrió a Unai, ni es saludable ni es recomendable, ni respirando en el universo ni encerrándose en bibliotecas. No nos hace más libres andar por la calle si tenemos nuestro pensamiento secuestrado por quien nos paga.

No era el caso de Talentoso, que además de ser un libre pensador, no había perdido la capacidad de indignarse. Entre sucesos y sospechas, no dejaba de buscar la verdad aunque le fuera difícil encontrarla. Lo mismo escribía en el centro, en los márgenes que a pie de página.

Nuestro primitivo personaje quería salir de la normalidad y cumplir sus  deseos, sin dejar de mirar atrás pero caminando hacia adelante, con previsiones y prevenciones pero sin presiones. Sabía perfectamente trazar sus coordenadas sin dejar cabos sueltos.

Odiaba los malos rollos y evitaba los momentos indeseables., siendo consciente que en todas partes cuecen habas y que no hay acosos sin acosadores., que no hay inversiones sin diversiones, que las formas son muy importantes en política.

Unai  había asomado la cabeza a la ventana de su casa y se había dado cuenta que lo más hortera es lo que estaba de moda, que se nos queda pequeño lo grande, que no hay quien sea capaz de dimitir por muchos errores que cometa y estropicios que haga

Unai Talentoso
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