viernes. 19.04.2024

Javier Salvador, @jsalvadortp

Indalecio Modesto es un sencillo concejal de Cuevas de Almanzora, provincia de Almería, que se ha metido en un berenjenal de difícil salida por juntarse con malas compañías. Pasó del Partido Andalucista a Ciudadanos y ahora es el edil bisagra de su localidad. Ocho sillones en el salón de plenos son del PSOE, los mismos del PP y luego está él. Le dio la alcaldía a los socialistas y éstos le dejaban su protagonismo, pero quiso ir más allá o se dejó llevar, y los concejales populares le votaron para que fuese él y no uno del “soe” el representante de la localidad en el consorcio de basuras de la comarca, que maneja el contrato más importante de servicios públicos de la zona.

Un acuerdo entre partidos estipuló que la presidencia de dicha entidad debía recaer en el PSOE porque sumando los pueblos en los que gobiernan así debía ser, pero el PP primero cambió el sistema de votación que fijaban los estatutos, -operación que el TSJA ha tardado año y medio en desmontar-, y luego situó a Modesto en el consejo como representante de Cuevas para que su voto les mantuviese al frente de la basura.

La desafortunada frase que se le atribuye de que si llegaba una bolsa de basura a su casa no sabía lo que iba a hacer, y que a todos nos trasladó a lo más oscuros años de la corrupción de Marbella, le puso en el bando de los malos. Intentó defenderse, pero al final sus compañeros de partido, Ciudadanos, han terminado contando todo y el marrón que tiene encima es de los que hacen historia. Si en tu casa política te acusan de deshonesto y engañar, poco más queda que investigar.

En las filas populares, para hacer leña del árbol caído, alguno ya le llama alcalde, como dando a entender que suyo será el sillón de primer edil si da el segundo paso, que es dejar al PSOE para que sus nuevos amigos tomen el poder en su pueblo, pero si antes de que ocurra eso le expulsan, su voto no valdrá para tal fin porque sería contar con el acta de concejal de un tránsfuga y en eso están todos los partidos de acuerdo. No se puede hacer.

El único culo que se ha quedado al aire es el suyo y no creo que tarde mucho en entender que quienes no han sido sus amigos en los últimos doce años en su pueblo no lo van a ser ahora, por lo que está prácticamente acorralado.

El espectáculo ya es terrible, pero aspira a proporciones mucho mayores, tanto como para convertirle en cabeza de turco nacional, y eso marca ya no sólo en la casa política, sino también en la particular.

Indalecio Modesto necesita una salida, una fórmula con la que poder dar un paso atrás, porque una huida hacia adelante le va a convertir en alguien más marcado de lo que a día de hoy está.

En el manejo de situaciones de crisis tiene dos opciones muy sencillas. Una es confiar en que el PP va seguir siempre en el poder y creer que la colocación que le proporcionen sea suficiente para lo que le va a tocar sufrir en su propio pueblo, y la otra es hacer una muy al estilo de los populares, es decir, pedir perdón y poner el ventilador en dirección hacia quienes le han llevado ante esta situación. La carne es débil, pero si hay arrepentimiento y un inductor con nombre y apellidos dejará de ser el ojo del huracán para pasar a ser una víctima más de un modelo político que partidos como el suyo vinieron a cambiar y no a convertirlo en algo rentable para las minorías.

Una salida para Indalecio Modesto
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