miércoles. 24.04.2024

Tadeo Temeroso

Juan Antonio Palacios Escobar

Tadeo se sentía inseguro ante una situación nueva, que pudiera provocar ansiedad y sentía miedo de cualquier persona o cosa que le rodeara. Una insignificancia podía convertirse en unos instantes en una catástrofe de grandes dimensiones.


Sentía pánico cuando tenía que emprender un camino desconocido, en el que habría gente nueva por conocer, transformaciones de cosas conocidas, dificultades por afrontar y desafíos por superar. Intentaba no caer en el tremendismo y darle la justa importancia a lo que tenía.
Temeroso se comportaba de forma huidiza y andaba continuamente rectificándose de todo lo que hacía, era como si sintiera derrotado antes de emprender cualquier actuación. Cuando hablaba, lo hacía bajo y entre murmullos, como si no quisiera molestar con sus palabras.
Tadeo se sentía como de paso en todos los sitios, y continuamente intentaba recuperar el pulso perdido, por muchos datos y cifras que le ofrecieran los mayores expertos del mundo apoyando sus tesis, opiniones y pensamientos.


En sus intimidades aceptaba todo tipo de versiones y recreaciones, pero le costaba enganchar el ritmo de la historia y superar sus contrapuntos. Esa falta de confianza en sí mismo, le impedía incrementar sus relaciones y lograr sus objetivos.


TT estaba lleno prejuicios, y creía que no tenía la suficiente capacidad como para resolver los problemas que se le presentaran. Esa falta de autoestima y si imagen desvalorizado de sí mismo, no le permitía avanzar ni vincularse afectivamente con nadie.


Había crecido con enorme dependencia de sus padres, y hoy a sus 42 años, aun se sentía dependiente e inseguro, y con bastante asiduidad cogía el teléfono para llamarles y consultarles cualquier decisión. Con esta actitud había aprendido a no confiar en sí mismo, ni ser capaz de tomar decisiones sin consultar.


Sabía que no debía autocompadecerse , que su mente no tenía que dejarse llevar por el abatimiento, que no podía continuar en la convicción que sus ideas no servían para nada, que las propuestas acertadas son las de los otros y que su débil carácter no le permitía actuar por sí mismo.


Tenía un miedo horrible a cometer errores, pensaba que todo el mundo se lo iba a reprochar, que nadie le iba a escuchar en sus razonamientos e incluso disculpas y que por tanto ninguna de la personas de su entorno iban a comprenderle.


Este estar continuamente en la cuerda floja no le beneficiaba para nada, se sentía abandonado psicológicamente. Tenía que salir de aquella melancolía y recuperar la alegría de vivir. Estaba dispuesto a ser feliz y a mirar las cosas de otra manera.


Tal vez pronto aprendiera la relatividad de las cosas y pudiera hacer realidad todo lo que había deseado , no incurriendo en errores innecesarios, viviendo con plenitud, sin cometer excesos ni obsesionarse con nada .no temiendo que hablar ni participar en ningún grupo, y avergonzarse de su forma de ser.


Estaba convencido que podía encontrar amigos en cualquier parte, debía estar abierto a ello, ya que si pensaba mal de todo el mundo solo conseguiría ser infeliz. Debía confiar en sus criterios y capacidades para hacer lo que hiciera falta. No se trataba de imponerse por la fuerza sino de utilizar los argumentos adecuados para cada situación.

Tadeo Temeroso
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