jueves. 25.04.2024

Javier Salvador, @jsalvadortp

Adra ha sido siempre uno de esos lugares que han dado, además de la mejor melva enlatada de Andalucía y un pulpo seco sin igual, titulares abundantes, jugosos y continuos desde las alcaldías de Navarro Imberlón, pasando por el difunto Enrique Arance, Crespo y los que ella dejó, hasta este momento en el que parece que algo puede pasar, pero nadie sabe el qué. La situación es la que sigue: nueve concejales del PP, ocho del PSOE, tres de Plataforma abderitana, -ahora 2-, uno de ciudadanos y la díscola de plataforma en el grupo mixto desde hace unos días porque la han despedido como portavoz.

Plataforma dijo que estudiaba una moción de censura, lógica después de los zurriagazos que su formación le andaba dando al actual alcalde y a su jefa, Carmen Crespo, con los contratos del marido de ésta, la deuda de más de 26 millones del ayuntamiento y hasta el gasto en teléfonos móviles. Pero todo fue anunciar las intenciones y la portavoz del movimiento crítico, Esther Gómez, dejó el grupo y se quedó con el acta de concejala, convirtiéndose en la Gollum de la política abderitana refugiada en las montañas nubladas del grupo mixto. Y claro, suena muy bien eso de que no vas dejar Guatemala para ir a guatepeor, pero parece más una cuestión personal, -y esas son difíciles de reconciliar-, que una cuestión política. De hecho, no debemos olvidar que Esther Gómez procede del PSOE, que era miembro del círculo de Luis Pérez Montoya, ex candidato a la alcaldía que le ofreció ir en las listas,- su prima fue conejala en ese equipo-, y que se aleja de las líneas socialistas poco antes de que otra mujer, Teresa Piqueras, se hiciese cargo del partido en la localidad. Y bueno, Piqueras aumentó el número de concejales de su partido hasta ocho y el de votos obtenidos pese a la fragmentación de la izquierda. Por cierto, Piqueras llegó a la política después de que Gómez dejase las filas socialistas por lo que, que se sepa, no hubo rivalidad abierta entre ellas. Y si el problema deriva de la envidia, debió surgir después.

Gómez, pese a denunciar públicamente los mil y un despropósitos que según Plataforma, y ella como portavoz, se cometen en el Ayuntamiento de Adra, es la única que a día de hoy podemos considerar responsable de que en esta localidad del poniente almeriense gobierne uno de los hombres de confianza de Carmen Crespo. Responsable de que tengan mandatarios en la sombra al estilo de Gádor, que no se ponga luz sobre qué ocurrió en el Pago del Lugar, ni en la piscina, los más de 26 millones de deuda ni en por qué el personal del ayuntamiento se multiplicó sin que se convocasen plazas para ello.

Parece inexplicable, y hasta sospechoso, pero sencillamente es así, y la única forma amable de contarlo es que las rencillas personales tienen secuestrado el sentir, el voto, de la mayoría de los ciudadanos de Adra que votaron formaciones de izquierdas que por una única persona, Esther Gómez, no se van a poner de acuerdo.

Desde aquí mi enhorabuena al alcalde de Adra porque la jugada le ha salido mucho mejor que habiendo hecho pacto de gobierno con nadie. Puede hacer lo que le salga de los santos cojones, que tiene a día de hoy en su principal detractora la mayor defensora de su sillón.

Madre mía. De susto o muerte.

 

Susto o muerte en Adra
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