Zulay Montero Maldonado, teleprensa.com Granada
Granada saludaba con reticencias la llegada de la nueva Línea de Alta Capacidad a la ciudad. Un tamaño excesivo, un coste elevado y una reordenación caótica de los recorridos precedían la llegada de este nuevo transporte público.
La realidad, como ocurre en ocasiones, ha superado negativamente a la ficción. Durante sus primeras semanas de vida este proyecto se enfrentó a las criticas negativas de oposición y usuarios. Muchas calles se quedaban sin el servicio que habían tenido durante años y personas mayores tenían que recorrer distancias mucho más amplias para coger su autobús o hacer un intercambio con la lanzadera.
El Ayuntamiento respondía a las criticas con la oferta de la gratuidad de LAC durante los primeros días. Una oferta generosa pero no del todo real, para acceder a esta lanzadera no era necesario pagar, pero si había que hacerlo previamente para coger uno de los autobuses que, desde la periferia, llevaba al centro. Gratuidad relativa que beneficiaba solo a los usuarios de la zona centro. Mientras que las zonas norte y sur se veían discriminadas con retrasos y cambios de recorrido.
El tiempo, que todo lo cura, no ha traído la calma. Lejos de la normalidad que ansia el equipo de gobierno, los trabajadores se enfrentan a quejas constantes e incluso amenazas. Los usuarios ven como aumentan los tiempos de espera y la lanzadera, aunque llegue a cumplir los tres minutos máximo de espera, llega abarrotada de gente.
El otro día, para colmo de males, ardía un autobús de la línea N7 con sus usuarios dentro. Por suerte todo quedó en un susto, pero esto pone de manifiesto que mientras se gastaban el dinero en vehículos nuevos para LAC, los antiguos están sobreexplotados y al borde del colapso.
El verano deja Granada bajo mínimos, todos huyen a lugares más fresquitos antes de que se acabe el buen tiempo y las ganas de playa. Esto reduce el impacto de un proyecto abocado al fracaso desde el principio. ¿pero que pasará en septiembre? ¿Cuándo vuelvan estudiantes, escolares y trabajadores? Los problemas seguirán estando ahí pero seremos muchos más los que tengamos que enfrentarlos. Y en algún momento el Ayuntamiento tendrá que ver lo que no quiere y oír lo que ha silenciado con la excusa del verano.
