Javier A. Salvador, teleprensa.com
Parece que en este país nos la trae literalmente floja la imagen que demos en el exterior. Y me van a perdonar la expresión, pero que si no quieren hacerlo lamento decirles que lo siento, pero no la retiro, porque parece que sólo vivimos para obrar el milagro de llegar a final de mes y eso, lo tomen como se lo quiera tomar, es el autoengaño de un país en el que los ciudadanos están siendo conducidos a la doctrina del autoengaño por sus nuevos caciques. Que si, que no se equivoquen, que en la izquierda habrán podido meter la mano cuatro hijoputas, dieciéis si quieren, pero esta derecha que representa el PP es una escuela de nuevos caciques que se creen amos y señores de los territorios una vez los ganan en las urnas al amparo de una maca cuya ideología y programa ni conocen.
Y por qué. Está claro, si tu jefe es el que más trampas hace, el que más miente, obviamente el que está en el último escalafón provincial se cree que todo el monte es orégano y tira adelante sin miedo alguno. ¿Aún no lo pilla? Pues se lo cuento más claro.
Cuando la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional corrigen a un país y le dicen a la cara, en plena rueda de prensa, que los presupuestos que han presentado no se los creen y advierten que el nuevo gobierno que salga a partir del 20 diciembre tendrá que revisarlos y modificarlos, nos están diciendo que esta panda de insensatos que conforman el Gobierno de España que dirige Mariano Rajoy han mentido. Nos dicen también que tranquilos, que entienden que como estos tipos ya no estarán, los que lleguen contarán con su comprensión para rehacerlos en un escenario real. Pero también dicen cuando nos señalan que mentimos en la cifras, que estas cosas son las que provocan que se estigmaticen a los países y a las personas.
Pero hay que joderse. Es decir, que estos tipos mienten para hacer creer a la gente que son unos máquinas y que van a poner líneas de Ave para comunicar hasta con Melilla, pero eso sí, desde Málaga o Motril porque por Almería no hace falta, que allí nadie se queja.
Le cuentan a todo el mundo que la gente tiene trabajo, cuando hay más paro que cuando llegaron. Hablan de recuperación económica y la deuda española es ahora más alta que hace cuatro años y encima dejan que se cachondeen de los jubilados invitando a cuatro abuelos a La Moncloa para decirles 'gracias' por lo que habéis ayudado a vuestras familias estos años ¿es que han dejado de hacerlo? El problema es que ya no es algo excepcional, sino una situación que han adoptado como normal.
Richard Nixon pasó a la historia como un presidente de los EE.UU. mentiroso y tramposo, pero la Gürtel, Púnica y tantas otras o que la UE y el FMI te digan que mientes no son ni la mitad de lo que llevó a este hombre a dimitir acuciado por la presión popular.
Y aquí qué.
Aquí lo importante es saber hasta dónde no llega el dinero para ver si podemos hacer una escapada en el punte. ¡Ah, que eso era antes!
