viernes. 29.03.2024

Rufino Repetitivo

Juan Antonio Palacios Escobar

Una y otra vez hasta el cansancio y la saciedad, Rufino repetía, cual rezaba su apellido lo que tenía y lo que debía hacer. También se decía lo que bajo ningún concepto no podía realizar, ya que deslizarse podía constituir un error de consecuencias irreversibles.

Era consciente que si quería triunfar como ser humano, necesitaba mucho entrenamiento, y que eso le preparaba para que hubiera en él, una singular transformación, como el no trabajar tantas horas y disfrutar más de las ocasiones que se le presentaban.

RR  que había sido concejal de su pueblo, un lugar perdido en la Galicia rural, sabía que en política si alguien puede dialogar y no lo hace, es que su intención por llegar a algún acuerdo, nunca había tenido visos de realidad o porque se había instalado en la locura y en la megalomanía, de estar por encima de cualquier interés colectivo.

Le resultaba extraño y un tanto contradictorio que aquellos que demostraban poco respeto por las reglas democráticas, calificaran a los demás con los vocablos más deleznables. Es posible que algunos de esos iluminados, como los sitúo en cuestión, me llamen franquista o fascista por este artículo.

Rufino había aprendido a aceptar la realidad porque sabía que había gente a las que era incapaz de convencer, Seductor y distendido estaba dispuesto a cambiar de actitud, a ser valiente , dejar atrás los miedos y no continuar engañándose a sí mismo.

Estaba dispuesto a ser autocrítico ante sus errores pero no a recriminarse y verbalizar que era un desastre. Entre concentraciones e imaginaciones, amaneceres y ocasos, consejos y sugerencias, tenía un gran repertorio de ideas, y sabía que había ocasiones en las que no pasaba nada pero ocurría de todo.

Repetitivo volvía de aquel viaje, con ánimos renovados, con muchos beneficios y pocos perjuicios. Con la decisión de no forzar la máquina y estar muy atentos a las señales que le enviaba su cuerpo. Perdía energía y el miedo se apoderaba de él.

Debía pasar página y concentrarse en aquello que más le interesaba, evitando excesos  y para ello siempre estaba en una permanente reflexión en busca de nuevas oportunidades personales fuera del ámbito de los mercados o de un sistema de normas, derechos y deberes que le aprisionaban.

Sabía que vivíamos en un mundo complejo, en el que los riesgos y las incertidumbres superan a las seguridades y las certezas, y las carencias a las abundancias, pero en las que por mucho que nos empeñemos no podemos negar la realidad por mucho que nos desagrade.

Repetitivo intentaba convencerse de que todo le iba bien, y que las respuestas parciales a sus problemas globales, ni le favorecerían sus desafíos y responsabilidades., sin someterse a ningún  poder económico que genere desigualdad social, ya que sería traicionarse a sí mismo.

No podía admitir que ningún gobernante quisiera decirles a los ciudadanos, ustedes no deberían meterse en política, y déjenme hacer mi trabajo que  es gobernarles. Nadie, ciudadano o ciudadana de pleno derecho pueden renunciar a su protagonismo.

Por ello Rufino Repetitivo, se negaba a mirar para otro lado ante cualquier tipo de injusticia o arbitrariedad ni podía admitir ningún  chantaje directo o indirecto, o asumir como propio un relato que atentaba contra la verdad y no garantizaba la solidaridad del conjunto de la sociedad.

Rufino Repetitivo
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