viernes. 19.04.2024

Javier A. Salvador, teleprensa.es

Flipo en colores. Ahora lo responsable es  pedir que todos se abstengan para que Mariano Rajoy, presidente de un partido imputadísimo, pueda gobernar, pero hace cinco meses era coherente votar no, con descojone incluido, al único candidato a la presidencia del Gobierno de todos los que concurrieron a las elecciones, que tuvo los santos arrestos de aceptar el encargo del rey para formar un ejecutivo. A estas alturas importa poco que fuese por candidez o por infravalorar la mala leche que pueden generar los pasillos del Congreso de Los Diputados, pero lo cierto es que lo cortés no debe quitar importancia a la valentía de algunos actos.

Lo que está viviendo España no es una situación de desgobierno, sino una borrachera soberbia por parte de algunos políticos que entienden que o tienen la mayoría absoluta desde el minuto cero, o directamente no quieren saber nada de la jugada. Es decir, es algo así como si nos plantamos ante un lotero y pedimos el décimo que tenga premio, pero ojo el bueno, que si no va tocar el premio gordo no piensa pagarlo.

Con este tipo de situaciones parece que los únicos que creemos en la democracia somos aquellos chorras que vamos y votamos con la esperanza de un modelo mejor, un gobierno más justo para una sociedad que genere modelos de igualdad y no distancias insalvables entre clases sociales. Pero no, parece que nuestros partidos políticos, algunos de ellos, no se han enterado aún de que eso que quiere la calle es lo que precisamente sucede hoy en el Congreso de los Diputados, es decir, que nadie tenga la mayoría absoluta.

Este es el modelo que tenemos, pero se puede cambiar. Podemos tender a un sistema de segunda vuelta en el que sólo compitan dos partidos en la recta final. También está la posibilidad de que los votos sean a las personas y no a los partidos, y así hasta completar un mapa de posibilidades del que podríamos estar hablando años.

Lo que suena muy heavy es que Rajoy y los suyos le digan al PSOE que votar en su contra o no abstenerse es ir contra los intereses de España, pero claro ¿contra los intereses de quién fueron hace unos meses en la investidura fallida de Pedro Sánchez?

En España hay experiencia de gobiernos en minoría a derecha e izquierda del hemiciclo, en democracia y durante la era republicana, ahora sólo hace falta el valor de asumir que también se puede gobernar desde el consenso, sin utilizar el decreto ley como arma de destrucción masiva del estado del bienestar y generar un Estado en el que soberbia y gobernante sean antónimos y no sinónimos.

Pero vamos al tajo. Quien crea que un gobierno liderado por Mariano Rajoy será capaz de reconducir la situación en Catalunya y poner paz en la tierra del cava y la butifarra que le vote o se abstenga. El resto que tomen ya una decisión.

Que todos se abstengan, como con Sánchez
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