viernes. 19.04.2024

Próculo Anticuado

Juan Antonio Palacios Escobar

Aunque habitaba y trabajaba en uno de los Centros Financieros más punteros de la capital del Reino y tenía un moderno apartamento a trescientos metros de  sus tareas profesionales, Próculo era y se comportaba como un personaje del siglo XIX aunque viviera en el XXI y tenía toda la pinta de anticuado.

A veces tenía todo el aspecto  de un cura tradicional y retrogrado  con sotana negra y todo incluida, sus gafas de plástico del mismo color que le daban una pinta entre austero, recio y confesor de todas las maldades del género humano.

Anticuado era tan cerrado e inmovilista que se enfurruñaba cuando le decían algo que no le cuadraba con su forma de pensar. Su tenacidad a toda costa le hacía aparecer como un ser sin emociones, aunque algunos temores le bloqueaban y  había interiorizado  un discurso estereotipado a modo de estribillo que repetía en todas sus comparecencias públicas.

Con los años, y ya había traspasado la línea de los sesenta, iba aprendiendo a ver las cosas de forma menos tremendista y no caía con tanta frecuencia en la exageración. Era incapaz de ver cosas nuevas y por tanto de intentar producir cambios. 

A veces en un gesto de lucidez se preguntaba que si hubiera actuado de otra manera todo hubiera sido distinto, pero Próculo no se atrevía a salir del cascaron de sus rutinas, de sus recuerdos y sus melancolías e incluso en sus sueños de sus tormentas perfectas vivía las peores pesadillas.

Entre desconexiones, sacudidas y protecciones en la busca de deshechos, poderes y deberes, procuraba gestionar sus emociones de forma positiva oyera lo que oyera y viera lo que viera. Envuelto en incompatibilidades y conflictos de intereses, se encontraba bastante descentrado, incapaz de poder parar su mente y fijar su atención.

Quería encontrar una segunda oportunidad, pero debía buscarla con otros ojos y oídos, lejos de tanta horterada y cutrerío, del cinismo y el gran poder de la falsedad, para lo que debería afrontar nuevos enigmas, nuevas preguntas, nuevas respuestas y nuevos desafíos.

Era el momento de afrontar la realidad con valentía y sabía que las cosas no se arreglaban con lamentaciones sino con soluciones. , con pactos y no con conflictos ni discusiones inútiles. Próculo sabía que no podía abarcar todo de golpe, pero se había propuesto pequeñas metas diarias para conseguir sus objetivos.

Estaba descubriendo el poder de cambiar las cosas poco a poco, todo llamaba poderosamente la atención y algunas coincidencias iban a ser su vida más agradable, manteniendo la cabeza fría y sin dejarse llevar por las emociones negativas que le jugaban experiencias  pasadas.

Tenía que apartar de su camino tanto alimento fantástico y aparato imaginario y debía arriesgar y sacarle partido a las redes sociales, desde la discreción y el superar ser el centro de atención.. Por fin estaba consiguiendo  aquello  por lo que había estado discutiendo durante toda su vida.

Recordaba y hacía repaso de su vida, y ahora en sus pasos hacia el futuro estaba dispuesto a afrontar las cosas tal y como eran sin necesidad de tener que mirar para otro lado. Experimentando las situaciones que la vida le iba poniendo por delante, estaba seguro que todo saldría bien.

Próculo había aprendido que cada momento era único y que esperaba que en algún momento se produjera una de esas casualidades mágicas y recordó aquel cuento de “El País de nunca pactar” .Debía sacar todo el valor de sus entrañas, para que todo conspirará a su favor.

Tenía una gran intuición y su espíritu le daba ánimos para que las cosas salieran mejor. No debía desaprovechar aquella ocasión que recordaría durante mucho tiempo y que le daría un tinte de modernidad. 

Próculo Anticuado
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