viernes. 29.03.2024

Nunca llueve a gusto de todos

Francisco Vargas, presidente Asaja Almería

Ha llovido y un cierto “optimismo” parece que se está instaurando por todos los rincones de España excepto en uno, este rincón donde se ubica Almería y que sigue clamando por la llegada de agua cuando se avecina el período del año en el que las altas temperaturas y el incremento poblacional harán necesario un mayor uso de nuestros recursos hídricos.

El agua no es un capricho para los agricultores de esta tierra, que en el Levante toman aire después de haberse reactivado “por los pelos” el trasvase del Negratín pero que aún no llega a ser suficiente y que puede que en un par de meses vuelvan a ver cortado el grifo. Una pausa en nuestra sed que puede además incrementarse cuando llegue el Decreto de Sequía en otoño que sí o sí (mucho cambio en nuestras reservas andaluzas tendría que producirse) conllevará restricciones.

Mientras hay cuencas y ríos que respiran aliviados, por ejemplo la del Ebro está por encima del 70% de su capacidad, otras como la cuenca del Segura y del Júcar siguen en un 30%. Así mientras seguimos clamando por el agua, por ejemplo el pantano de Cuevas dispone de 9hm33( (5.5%), observamos desbordamientos de ríos o la apertura de presas para liberar agua cuando hace algo más de tres semanas estábamos en una situación de alerta, y lo que es más grave,  despilfarrando litros y litros de agua. No tenemos que irnos muy lejos, pues en provincias vecinas como Granada han tenido que tomar medidas de este tipo tras el desbordamiento del Genil, y en el propio pantano de Benínar se han perdido 8 hm3 de la noche a la mañana y nadie da explicaciones de cómo ha sucedido.

En ASAJA entendemos que una de las reivindicaciones necesarias en el Día Mundial del Agua, es la apuesta de forma irrenunciable por unas infraestructuras hídricas que eviten inundaciones, sequías y permitan regular los recursos para evitar que se pierda un elemento muy necesario para todos, no sólo para agricultores y ganaderos, y también permitan disminuir los daños y pérdidas generados por estos riesgos. Y es que sigue pendiente un verdadero “plan” para la gestión del agua y la sequía en nuestro país, que incluya infraestructuras de interés general que nos permitan gestionar y optimizar el agua.

La climatología ocasiona cada año miles de millones de euros en pérdidas y daños, y entre ellos uno de los riesgos más acuciantes es la sequía, pero también las inundaciones, por lo tanto la gestión de todos estos riesgos tiene que formar parte de las políticas relacionadas con el sector agrario para ayudarlo a cumplir con el cometido de alimentar a la población. Una necesidad que la propia FAO advierte en un reciente informe en el que avisa de que “construir un marco más integral y ambicioso de resiliencia de la agricultura ante los desastres es crucial para garantizar el desarrollo sostenible, piedra angular para la paz y la base para la adaptación al cambio climático”.

No es ésta una cuestión que deba tomarse a la ligera y por eso, como representante de los agricultores y ganaderos almerienses lanzo esta reflexión que espero llegue a dar los frutos necesarios para que más pronto que tarde no tengamos que hablar de déficits o de tareas pendientes en torno al agua.

El acuerdo para un plan o pacto nacional por el agua es más que necesario y en aquellas cuencas donde la competencia sea regional también se debe llegar a un acuerdo con todas las fuerzas políticas y agentes implicados. El agua no es sólo un elemento esencial para la vida, que ya por sí sería una razon más que suficiente para actuar, sino que es el motor de actividades económicas muy importantes para Almería como son la agricultura, el turismo o incluso para el sector del mármol.

En el Día Mundial del Agua además de numerosas jornadas y actos, que ya es un paso adelante con respecto a años anteriores, también se hace necesario el anuncio de la puesta en marcha de planes concretos de actuación.

Nunca llueve a gusto de todos
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