viernes. 29.03.2024

El grupo realiza una parada durante la ruta

ALMERÍA.- Dar a conocer sobre el terreno la historia del patrimonio ferroviario almeriense en relación con la minería es una de las nuevas actividades emprendidas por la Asociación Amigos de la Alcazaba, en esta ocasión en colaboración Amigos del Ferrocarril y que tuvo la primera de sus cuatro convocatorias este pasado sábado. Esta primera ruta de “Trenes y Minas” se ha dedicado a Lucainena de las Torres, un enclave fundamental de la minería almeriense. La visita contó con la asistencia de más de 50 personas, que estuvieron guiados por dos de los mejores especialistas en patrimonio industrial y ferroviario: Andrés Sánchez Picón, catedrático de la Universidad de Almería, y Antonio Aguilera, de Amigos del Ferrocarril.


Para Lucainena de las Torres, que forma parte desde 2013 de los “Pueblos más bonitos de España”, aquellos años mineros fueron su “edad de oro”. Para corroborarlo sólo hay que mirar los datos demográficos. En 1900 su población era cinco veces superior a la actual, con comercios, numerosos artesanos y profesionales. De todo aquello les queda “la herencia de un importante patrimonio cultural que merece la pena que sea mejor conocido, conservado y disfrutado por todos los almerienses”, apuntan desde Amigos de la Alcazaba.


Las instalaciones mineras de Lucainena fueron una iniciativa empresarial de la “Compañía Minera de Sierra Alhamilla”, de los industriales Ramón de la Sota y Eduardo Aznar. Las explotaciones iniciales se mejoraron con la construcción de ocho hornos de calcinación para mejorar la proporción metálica del mineral. Cada horno tenía una capacidad de 50 toneladas de mineral calcinado por día. Gracias a la ruta de Amigos de la Alcazaba y Amigos del Ferrocarril, los participantes pudieron ver estos hornos que aún se conservan junto a otros restos de aquellas instalaciones mineras.


“Una vez calcinado, el mineral se llevaba en vagonetas hasta el ferrocarril que construyó en 1895 la “Compañía Minera de Sierra Alhamilla” y que fue la línea ferroviaria minera más larga de España en su momento, con más de 35 kilómetros. Su objetivo era llevar el mineral hasta la costa de Agua Amarga, debiendo salvar ramblas y barrancos con puentes. La línea contaba además con varias estaciones”, explican los expertos. Los participantes recorrieron un tramo de 5 kilómetros de esta línea, que está adaptada como Vía Verde, lo que permite contemplar el bello paisaje de la zona, un oasis de huertas, vegetación autóctona, almendros, ahora en flor, o molinos de agua. Aquella línea llegaba hasta Agua Amarga, donde el mineral se almacenaba a la espera de ser transportado desde su puerto minero. Hasta 1931 se exportaron más de 4 millones de toneladas. Cuando en 1942 salió el “Bartolo”, el último barco, las minas se cerraron definitivamente.


Próximas rutas
El 17 de marzo será la segunda de las rutas: ‘Los paisajes mineros del Levante almeriense’, con Juan Antonio Soler Jódar, Pedro Perales y Laura Larios Boqué. El Levante es una de las zonas más importantes de la minería almeriense. La visita realizará un recorrido por las instalaciones ferroviarias para mineral, estaciones de carga y minas de hierro, hasta Villaricos, donde la vía discurría junto a los hipogeos fenicios.


Los ‘Poblados mineros. Minas del Marquesado’ será el eje central de la tercera ruta, que se celebrará el 14 de abril, con Carlos Peña, Antonio Aguilera y Alfonso Ruíz como guías. La puesta en servicio de la ansiada línea de Linares a Almería, entre 1895 y 1899, hizo posible que las explotaciones de mineral de hierro de la comarca granadina del Marquesado de Zenete y otras, como el Coto de Huéneja en la Sierra de Baza; las de Beires, en Sierra Nevada, o Gérgal y Olula de Castro en los Filabres, pudieran servirse del moderno ferrocarril para sacar su producción por el puerto de Almería. Las más longevas y de mayor importancia fueron las de Minas del Marquesado, cuya actividad finalizó en 1996, dejando un fantástico poblado hoy en peligro de desaparición.


Por último, Francisco Sánchez, Mario López y Antonio Aguilera explicarán la ruta ‘Patrimonio ferroviario en el Almanzora’, que se hará el 2 de junio. Desde finales del siglo XIX y hasta la década de los 60 del siglo XX, el ferrocarril que discurría por el valle del Almanzora y sus medios asociados, como los cables aéreos, facilitaron la salida de los minerales hasta el puerto de embarque, Águilas. Esta actividad supuso el despegue económico de una comarca falta de recursos y que se truncó con el cierre de la última mina en 1969. El cierre definitivo de la línea en 1985 comenzó a poner en peligro el rico patrimonio industrial, algo que se ha conseguido ralentizar con la adaptación de buena parte de su trazado en vía verde, aprovechando todas las instalaciones fijas que hasta entonces permanecían en pie.


Desde Amigos de la Alcazaba recuerdan que la minería del siglo XIX transformó la provincia de Almería, pues sus consecuencias económicas, demográficas, paisajísticas, ambientales o urbanísticas fueron extraordinarias. En una primera fase, a partir de 1820, con la minería del plomo en el Levante (Sierra Almagrera) y el Poniente (Sierra de Gádor) de la provincia. Luego, a partir de 1880 y durante medio siglo, la minería del hierro tomó el relevo durante unos cincuenta años. Los testimonios mineros aún son visibles en numerosos lugares de la costa y el interior de las sierras almerienses, además de la propia capital (Cable Inglés, chimeneas de la Chanca…). La actividad minera también revolucionó los sistemas de transporte e introdujo el ferrocarril, con gran variedad de instalaciones. Las huellas de aquel pasado constituyen un patrimonio histórico de enormes posibilidades para su disfrute y usos culturales y turísticos, objetivos que siempre marcan las actuaciones de Amigos de la Alcazaba.

Medio centenar de asistentes a la primera ruta del ciclo ‘Trenes y Minas’ de Amigos de...