Instalaciones de la Plataforma Solar
TELEPRENSA.- Que en plena época de recortes haya fondos para gastar pero no se puedan tocar no es lo normal. Y esa absurda paradoja es la que ha provocado que el director de la Plataforma Solar de Almería (PSA), Sixto Malato, y el jefe de la Unidad de Sistemas Solares de Concentración (USSC), Eduardo Zarza, de este centro hayan decidido abandonar sus cargos directivos y centrarse en su labor investigadora y trabajos técnicos, ante la imposibilidad de gestionar adecuadamente el centro.
Lo han dicho alto y claro, o el Gobierno modifica la forma en la que se le fiscalizan sus recursos desde 2016 o una de las centrales solares más importantes del mundo no será viable y cerrará. La PSA está catalogada en España como una Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS) y a nivel europeo está reconocida como Large Scientific Installation por la Comisión Europea, sin embargo las normas impuestas por el Gobierno, diferentes a las existentes en el sector de la I+D en España (Universidades y CSIC), impiden el desarrollo de los proyectos de investigación con éxito.
Las normas impuestas por el Gobierno a los Organismos Públicos de Investigación desde enero de 2016 impiden la gestión adecuada de una gran instalación científica y tecnológica como la PSA, que gestiona proyectos internacionales de elevado presupuesto y financiados con fondos ajenos a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Esta situación no solo hace que participar en nuevos proyectos de investigación sea imposible, sino que también impide desarrollar correctamente los proyectos en marcha, llegando incluso a la grave situación de tener que devolver los fondos concedidos por la Comisión Europea, en algunos casos con intereses.
El problema no es que no haya fondos, sino la prohibición de gastarlos que ha hecho que desde agosto de 2016 hasta junio de 2017, la PSA no haya podido adquirir ningún equipamiento a causa de la Orden HAP/1169/2016 del 14 de julio para reducir el déficit público. Una orden que trata a los fondos de la PSA como si fuesen parte de los PGE cuando proceden de la Comisión Europea y no afectan al déficit público español. Con ello no solo se perderá esta inversión en España, sino también puestos de trabajo, prestigio y credibilidad para la financiación de nuevos proyectos de investigación.
Según el personal de la PSA, el actual Gobierno de España impedirá la incorporación a principios de 2018 del 40% de los puestos de trabajo asociados a personal investigador temporal del centro, a pesar de que el centro dispone del presupuesto necesario para ello.
La situación ha llegado a ser tan insostenible que Malato y Zarza han decidido dejar sus puestos. Malato ha restado importancia a las dimisiones: "Eduardo y yo somos funcionarios públicos, no vamos a irnos a ningún lado pero no vamos a seguir a cargo de nada más que de nuestra investigación y de nuestro trabajo técnico en exclusiva, la dimisión en sí es irrelevante".
"Los únicos centros afectados en España son los que dependen directamente de los PGE. Al CSIC y las universidades no les afecta, ellos tienen unas reglas de juego sensatas. Nosotros salimos especialmente dañados porque el total de nuestros fondos viene de fuera, España pone sólo el dinero para el sueldo de los funcionarios y para el día a día", asegura. Malato considera que esto no tiene justificación ya que los fondos recibidos provenientes de la Comisión Europea no afectan al déficit público español, y advierte de que el problema puede ser mayor puesto que "si no se hacen los proyectos, habrá que devolver con intereses el dinero".
"Somos parte de los investigadores, lo que significa que no podemos seguir al cargo si las reglas nos impiden movernos. Gestionar no podemos gestionar nada, lo hace Hacienda", asegura. Malato ha recordado cómo a finales de los años 90 la energía solar térmica de concentración "no interesaba a nadie" y España apostó con el apoyo de países como Alemania por ella. Ahora, empresas españolas venden esta tecnología en EEUU, Chile y Arabia Saudí.
Malato revela que hace un par de años hizo un cálculo a muy grandes rasgos de que el valor añadido obtenido por estas investigaciones podía ser de 2.000 millones de euros. Y no ha parado ahí porque "seguimos estando en el centro de todos los proyectos importantes, en el centro neurálgico de Europa". Colaboraciones con Francia, Italia, Alemania... "se están echando por la borda en los últimos dos o tres años", afirma, aseverando que si estos países no pueden desarrollar nuevos proyectos en Tabernas, "se irán a otro sitio".
