viernes. 29.03.2024

Javier A. Salvador, @jsalvadortp

Todo acusado de un delito grave querría un abogado como el que representa a los acusados de la violación de Pamplona. Lo está haciendo muy bien intentando generar dudas en el tribunal, aprovechando una sociedad machista en la que todavía podemos escuchar que “tal y como iba vestida se veía venir” y cosas así. Y hablo muy enserio, ese abogado me ha sorprendido porque no tiene que ser nada fácil llevar esa defensa en el plano estrictamente penal, con todo un país pidiendo el linchamiento de unos desalmados y mucho menos, claro está, si además eres padre de una o varias hijas. Que puede que sea el caso.

Independientemente del proceso penal, de si el video grabado por la manada de cabestros que se sientan en el banquillo de los acusados muestra una violación del tipo a lo que podemos esperar de un thriller americano, con unos quinquis penetrando a saco a una chica, navaja en cuello y dejándola medio muerta en el lugar después de molerla a palos, la verdad, la realidad que subyace es muy distinta.

Y antes de entrar en el fondo, en la interpretación que hago desde mi opinión, tengamos en cuenta que buena parte de los acusados tienen antecedentes por diferentes delitos, pero sobre todos ellos hay que hacer un alto especial. Un militar de la Unidad Militar de Emergencias y un Guardia Civil. Y quiero hacer un alto especial en este camino porque echo de menos que desde esos propios cuerpos, independientemente de todo, no se haya mostrado una mayor repugnancia sobre los hechos. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra son acusaciones particulares.

También hay que tener en cuenta que antes de llegar a Pamplona hicieron una parada en las fiestas de un pueblo en las que también, como buena demostración de esa macabra hombría que debieron aprender en sus casas o en sus oficios, se grabaron mientras mantenían relaciones sexuales con otra chica. Tres contra una, y claramente borracha o drogada. Tampoco olvidemos que con este caso la mayor parte de los españoles aprendimos lo que es el burundanga, o el macabro uso que una mente perversa puede darle al Rohypnol cuando un desalmado no tiene huevos, arte o gracia para poder conquistar a una mujer.

La culpabilidad o inocencia de los acusados depende del tribunal, y hasta ahí podríamos llegar. Pero ahora pongámonos en situación.

Tú que tienes una hija a sus 18 años, por ejemplo, te dice que se va a Pamplona a vivir una de las fiestas más espectaculares de este país.

Tu hija, porque es importante que la sientas tuya y hasta te acuerdes de ella mientras lees estas líneas, llega y se pega la fiesta padre, como los cientos de miles de personas que hay en el lugar. Unos hijoputas que tienen claro desde el principio que van de caza la eligen a ella. Todos de fiesta, litros de kalimotxo y unos porros. Nada fuera de lo normal en la calle de hoy y que aún no nos creemos que es verdad, porque claro, nuestros hijos nunca lo harían.

Pues sigue creyéndolo.

Esos simpáticos y graciosos chicos la llevan hasta un portal con unos u otros engaños. No es momento de preguntarse qué lleva puesto ella o si es o no muy inteligente irse con ellos, porque lo que está claro es que tu hija no tiene intención de violarlos, robarles o drogarles para aprovecharse de ellos, ni tan siquiera montarse una orgía con ellos, no con cinco.

Llega el momento de la violación y tiene que tomar una decisión entre dos opciones. Enfrentarse a cinco y que la revienten a palos o someterse y rezar todo lo que sepa para que termine cuanto antes y con los menores daños físicos posibles, porque los psicológicos ya se tratarán.

Ahora sólo unas preguntas claves en este asunto ¿crees que tu hija iría con cinco tipos a un portal para montarse una orgía sin ir drogada o borracha hasta las trancas? Si hubiese llegado al lugar de la consumación y se ve sin salida, sabe que la van violar, ¿qué le habrías aconsejado? Resístete hasta la muerte o cierra los ojos que ya encontraréis una solución.

Y ahora, el otro ejercicio interesante en esta cuestión es pillarte a tu hijo por banda o a los amigos de tu hija y preguntarles a ellos ¿cinco contra una es una fiesta de puta madre o una violación?

El juicio de Pamplona no es el caso de una agresión sexual sin precedentes, sino un punto y aparte para la conciencia de este país. Puede que la defensa sólo trate de minimizar de alguna manera los daños que sabe que se le vienen encima y ese es su trabajo, pero aparte de todas las consideraciones que se puedan tener no podemos olvidar una cosa muy sencilla: cinco contra una.

La conciencia violada en Pamplona