viernes. 19.04.2024

La carta de mi recuerdo

Ana Mancheño, teleprensa.com Sevilla

“A veces llegan cartas con sabor a gloria llena de esperanza…. A veces llegan cartas que te dan la vida  que te dan la calma… Son cartas que te dicen que regreses pronto que desean verte…Son cartas que te hablan de que en la distancia el cariño crece…”

Bien, no sé si en estos tiempos sabremos ni  siquiera lo que es una carta, de esas que nos llegaban hace años, y que esperábamos unas veces con  miedo, otras con anhelos, otras con alegrías, con angustia…En fin, todas conteniendo un mensaje distinto pero de una u otra forma, no por esperado dejaba de sorprendernos.  Ahora las únicas que nos llegan son del banco, bueno ya ni esas porque con la banca electrónica se acabó el papel.

Y esas cartas envueltas en sobres, al cabo de los años aparecían guardadas en una caja, muchas como un tesoro.  Volver a rozar el papel entre las manos, transmitía todas las emociones que en su momento vivimos, y al volverlas a leer era inevitable evocar nuevamente las historias contenidas en ellas, como si las estuviéramos viviendo en ese momento, era despertar emociones también olvidadas.

Del mismo  modo  es cierto, que  para leerlas necesitabas esperar a que  llegaran. En función de  dónde vivieras pues podía tardar el correo  de un poquito a una eternidad,  y para  quién esperaba de ellas noticias emocionantes un “poquito era sinónimo de una eternidad”, y para el que no las esperabas  era de “un suspiro”. Mientras tanto  estábamos pendientes de que pasara el cartero, o mirar el buzón, bueno en los pueblos lo de los buzones vino más tarde, porque antes las echaban por debajo de la puerta. Toda una odisea para el cartero.

Actualmente  lo que puedes decir en un correo a través  de internet, tiene la misma intensidad que aquellas cartas, pero en cambio a medida que pase el tiempo no irá cogiendo  la forma y el encanto que da el hacerlo con el paso de los años, palpando el mismo papel  que fue redactado por otras manos y  que hacías tuyo cuando llegaban a ti.

En esta época  todo es instantáneo, lo más que esperamos es que la conexión  o la señal a internet no se pierdan para poder leer un texto deseado,  escrito  en  otra parte del mundo. Y eso es algo que nos dan las nuevas  tecnologías, pero como a  todas, le falta la calidez de escribir  palabras- equivocarte  y  hacerle un borrón en el  mismo papel, que permanecería en éste para siempre. Ahora en cambio, escribimos, borramos  y enviamos los mensajes impolutos, pero al mismo tiempo sin  poder deducir que quién lo hacía estaba nervioso, ilusionado o hasta las narices.

Es lo que tiene los avances de la ciencia que hay conceptos que son incompatibles, como el de la instantaneidad y la calidez. Pues la calidez  la guardan los sentidos. No la que sale en un mensaje repasado por si está mal, y que encima escribimos quitando la mitad de las letras. Será por eso que los nostálgicos pensarán siempre en la carta de sus recuerdos.

La carta de mi recuerdo
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