José Carlos Cabrera Medina, Mediador Intercultural
Éste es el título del curso que la UNED propone para esta semana en Algeciras dentro de su ciclo de cursos de verano para este año. Dicho curso lleva celebrándose unos tres años con más o menos con el mismo título, y debemos decir que con una gran respuesta de alumnos de lo cual nos alegramos.
La verdad es que con todos los acontecimientos acaecidos en Europa en estas últimas fechas el título no es casual y es de lo más oportuno, ya que constantemente en los medios de comunicación se hace un paralelismo entre ambos términos.
Sin embargo la ausencia en la programación de especialistas en protección a la infancia en cuyos recursos se atiende a los llamados Menores Emigración No Acompañados (MENA), lleva dejando cojo e incompleto este curso interesante y pertinente. Esto pone de relieve como los menores en general, y en este caso, aquellos que pertenecen a esos flujos migratorios parece que no son interesantes, se dejan de lado como si no emigrasen o simplemente como si no existiesen.
De alguna manera ésta realidad se oculta, poniéndose también de manifiesto en estos cursos el absoluto desconocimiento en general de esta realidad a la que escasos investigadores se interesan, y de los que las administraciones ofrecen tan pocos datos.
Sin embargo la realidad es a veces tozuda, y nos señala que también este colectivo puede ser interesante no solo desde el punto de vista de los flujos migratorios sino también del de la seguridad. Recordemos que la Unión Europea ha reconocido que hay 10.000 menores extranjeros de los cuales se desconoce su paradero y que desde el punto de vista de la seguridad, la semana pasada en la localidad alemana de Wurzburgo en Baviera (Alemania) varios ciudadanos sufrieron el ataque en un tren de un joven afgano, menor de edad, de 17 años armado con un cuchillo, a la que ha seguido la detención de un amigo suyo de 16 años de edad.
Como vemos la participación de los servicios sociales que atienden a estos menores, es también clave en la seguridad, pero poco se sabe de ellos, no de sus nombres que están amparados y protegidos lógicamente por la ley del menor, sino tampoco de sus origen, perfil, lugares a donde pretende llegar, motivación, religión, etc..
Cádiz es una provincia frontera del territorio Schengen por donde consiguen atravesar una media de un menor al día. Es decir, hoy que me está usted leyendo, está entrando un menor procedente de África al sistema de protección, y no solo eso, sino que va a permanecer en él para poderse integrar sociolaboralmente.
Conocerlos es darles visibilidad, es ser concientes de esa realidad, es atenderlos mejor, es anticiparse a malas praxis y a hechos que nadie desea. Conocerlos es en definitiva también seguridad para ellos y para todos nosotros.
Tómese este artículo como una puntualización constructiva para completar un curso bien orientado, necesario y capital en el devenir de la construcción de Europa en la que muchos creemos y cuya militancia es cada vez necesaria ante los nuevos movimientos nacionalistas y xenófobos que soplan.
@cabreramedina1
