Responsables de la empresa de corchos
ALMERÍA.- Desde hace 127 años, la empresa familiar J. Vigas, radicada en la localidad gerundense de Palafrugell, fabrica tapones de corcho para vinos tranquilos, cava, champagne y espumosos. En la actualidad produce 80 millones de tapones, repartidos 60 de ellos en vino tranquilo y el resto en espumosos. “Suena muy bien pero se trata de una cifra pequeña, aunque con el prestigio que da tener una trayectoria tan larga como la nuestra”, explica su directora técnica, Dolors Subira.
Sin renunciar a un crecimiento controlado, la dimensión de la empresa les permite mantener uno de sus puntos diferenciales, la atención personalizada a cada uno de sus clientes. La empresa sirve a cerca de 500 empresas y personaliza tapones para cada uno de ellas. Las planchas se compran en dehesas de Extremadura, Andalucía o Toledo que ofrecen producto de calidad asegurada. La responsable de marketing de J. Vigas explicaba hoy que para que un alcornocal esté listo, se necesitan al menos 30 años y otros veintidós más para que el corcho que produzca sea bueno
Por lo que respecta al producto, defiende las virtudes del corcho natural como la mejor opción para el cierre del vino. Explica que es el mejor compañero de viaje para un producto natural como el vino. “El tapón de corcho con su valor ecológico y sus características y calidades en el ámbito de seguridad alimentaria, demostradas a lo largo de muchos años, continua siendo el compañero perfecto para guardar las calidades de los vinos y acompañarles hasta el punto final que es la llegada a la mesa y la copa”, añade Subira.
Del mismo modo, se refiere a la importancia que cobra la calidad de la materia prima para asegurar la calidad del producto final y apunta a los esfuerzos que se hacen en explotaciones de Extremadura o Andalucía en la conservación y mejora de las explotaciones forestales, aplicando sistemas de gestión y certificaciones a los alcornocales.
