jueves. 25.04.2024

Javier A. Salvador, teleprensa.com

Si eres un valiente, un tipo decidido, capaz de afrontar cualquier situación, con paciencia y capacidad de lucha, prueba a darte de baja de Canal Plus o Canal+, como lo quieras decir o escribir, pero prepárate para una prueba que ni el intrépido Frank de la Jungla o el último superviviente podrían conseguir a la primera. Lo primero de todo entérate de que si lo intentas te vas a enterar de que tienes más permanencia que con los teléfonos móviles y eso supone que si quieres librarte de ellos empieza a desenfundar unos 300 euretes de mínima.

Lo cierto es que me lo contaron pero no me lo podía creer: “darse de baja sería  todo una prueba capaz de agotarte aún más que un Ironman”. Solución, ni se te ocurra darte de alta.

Hace un año, como otros muchos que me sumé a esa oferta que te permitía tener Canal+ y el fútbol por 15 euros o algo así. Lo de Canal+ era accesorio, porque buscaba realmente el fútbol y no para mi, que ni me gusta, pero mi esposa es vizcaína de ocho apellidos completos y ya se sabe, su sangre es rojiblanca RH Athletic positivo. Por otro lado, el fútbol de la tarde es, además, esa vía de escape que todo compare necesita para llamarte entre las 18,00 y las 18,02 horas y decirte “voy para allí ¿hay hielo?”. También debo decir que mi primera opción no fue Canal+, sino contratar a través de Ono, que nunca me han generado problemas y si bien no son muy baratos que digamos, lo bueno que tienen es que darte de alta o de baja de un servicio con ellos es sencillo e instantáneo.

Y creo que al final ya no se trata de la calidad de los servicios y de lo que te cuestan, sino de sentirte rehén o no de este tipo de compañías y con Canal+ es como estar en el Guantánamo de la tele de pago, sin derechos, torturado y con cualquier vía de escape totalmente imposible a primera vista. Pero ojo, sólo a primera vista.

En mi caso, que soy torpe y descuidado por naturaleza, confiado de más, - así me va-, creía que la lealtad de no dar baja el servicio al terminar la liga conllevaría alguna oferta o renovación automática. Un aviso de algo, pero no fue así. 

Pues no, el aviso fue no poder ver el partido del Athletic, tampoco el del Almería y lejos de frotarme las manos por poder ver Canal Cocina una tarde entera, me tocó la triste tarea de llamar al servicio de atención telefónica. Bueno a un número casi infranqueable en el que tienes que estar media tarde escuchando opciones para que, al final y sólo al final, encuentres la forma de hablar con un operador. Bueno con alguien de carne y hueso, pero poco más que eso.

Primer aviso importante. Si lo vas a intentar aguanta la grabación hasta el final, hasta la última opción de todas y sólo así podrás llegar a eso que te crees que va a ser el nirvana, un teleoperador, pero aviso que no es más que la antesala del cuarto oscuro de la televisión por satélite.

Segundo aviso. Si el problema lo tienes en fin de semana que es cuando normalmente ves la tele olvídate. La atención al clientes de lunes a viernes.

Pero yo lo intenté y pasé del operador a su coordinador en la séptima llamada, y sólo quería saber cómo poder contratar lo que tenía el año anterior porque lo anuncian igual que el año anterior en internet. Pero no. Era imposible y, mi mundo se me desmoronó cuando la última barrera, un tal Jampier Martínez, me decía que él era lo máximo a lo que podía aspirar en mi vida con Canal+, y que por lo tanto si él no entendía aquello que yo le decía, y yo no asumía que después de dos horas de llamadas me fuese sin una solución, solté la frase. Esa que hace que el operador se descojone de ti, la que le hace tener el poder, esa que sólo escuchan cuando saben que han hecho a la perfección su trabajo porque han llegado más allá de lo que llamamos límite de la paciencia. Vamos que le dije “quiero darme de baja”.

Puedes comprarte un coche diciendo casi “sí” por teléfono, adquirir acciones de Canal+, proponerle matrimonio al teleoperador y aunque esté a 8.000 kilómetros de distancia, seguro que alguien te casa online y te divorcia a los dos minutos, pero darte de baja con la misma facilidad que te diste de alta, decir no a sus servicios ¡No hay huevos!

Me lo habían contado, me aseguraron que era así y yo no me lo creí, y conforme intenté la baja del servicio comprobé paso a paso que los guionistas de pelis de terror tienen que ser los mismos que deben escribir los procedimientos de atención al cliente de Canal+, y después de la experiencia imagino que no les interesan los clientes más de un año. Imagino que les va la marcha, eso que un año estés con su canal por medio Ono, que al siguiente les contrates a ellos, que el tercero pases a GolTV (me han dicho que es la mejor opción para este año) y que, desde luego, que quieras volver a saber nada más de ellos.

Ahora bien, usted y yo podemos ser rehenes de ellos, de un Canal+, un Movistar o cualquier otro que suela pasarse el sentido común por el forro de los cojones, amparados por un sistema judicial de pago y una endeble defensa del consumidor. 

Pero también podemos hacer que esa permanencia a la que obligan sea su mayor pesadilla. Yo por lo pronto voy a contar aquí, en esta misma columna, toda reclamación por cuestiones de consumo que ustedes nos hagan llegar. Y las relacionaremos, generaremos etiquetas y haremos que cada vez que se publique una, se refresquen las anteriores, vamos un Podemos pero a lo consumidor.

No se trata de fútbol, sino de que no te toquen los balones.

Date de baja de Canal+, valiente
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