viernes. 19.04.2024

Catalunya de demócratas y cavernícolas

Pedro Ignacio Altamirano

Se acerca el 21 de diciembre en el que los catalanes podrán acudir a las elecciones sin tener que jugarse el físico, tener que ocultar urnas o defender colegios electorales. De ese modo lo ha decidido un señor que se llama Mariano Rajoy, que sin cortarse un pelo dijo eso de “porque lo digo yo”, llevándose por delante un Govern elegido de forma democrática en las últimas elecciones al Parlament amparado a un artículo 155, sin desarrollar a consciencia, para cuando llegara el momento, sirviera de justificación democrática para actuar contra la propia democracia.

Hay no queda todo. Para colmo, el actual Sr. Presidente del Gobierno de España se hace acompañar de una Ministra de Defensa, a la que le encantan jugar con lo que ella considera, a la vista está de sus últimas declaraciones, sus soldaditos de plomo. Dolores de Cospedal se ha atrevido recordar en Catalunya, en plena campaña electoral, que los militares están siempre listos para defender la democracia e integridad del país. ¿Que ha querido decir esta señora con esa afirmación que, si bien se recoge en el artículo octavo de la Constitución del 78 en plena campaña electoral catalana? ¿Es un chiste? ¿Una amenaza? Debería explicarlo. Con el ejército no se amenaza, se actúa llegado el momento.

Estas maniobras militares justo en el límite de Catalunya, esta advertencia al pueblo de Catalunya en plena campaña, y el envío casual de la fragata Juan de Borbón a Barcelona, no hace más que confirmar que tanto ella, como el Presidente Rajoy, no están seguros de los resultados de la aplicación del 155, y mucho menos del resultado de las elecciones del 21 de diciembre.

Le recomendaría a la Ministra de Defensa la lectura del libro “De la Guerra” de Karl von Clausewitz (1780-1831) uno de los escasos pensadores que ha sabido crear una teoría perdurable sobre el análisis del desarrollo bélico entre naciones, pero del mismo modo de la lucha entre clases. Tras su lectura le preguntaría si Hay algo peor que la Guerra. La contestación es fácil… perderla.

No ha habido en la historia, ni habrá ejército, que por grande que este sea, haya podido acallar la voluntad de un pueblo, y mucho menos, cuando se trata de su propio pueblo. Han ganado batallas, han logrado exterminar a gran parte, aplazar el problema, pero al final, las guerras las ha ganado el pueblo y la libertad.

La sinrazón de la razón no es el camino. La mano militari jamás solucionó problema alguno, solo los aplazó empeorando su solución futura. Esta amenaza militar velada de Cospedal, solo deja al descubierto su torpeza política y su desprecio por las libertades civiles de los pueblos. Intentar por tanto amedrentar, asustar, amenazar en plena campaña electoral, con la utilización el ejército de todos y cada uno de los que conforman el actual Estado español, es una torpeza de tal magnitud, que con lo único que se pueden encontrar en con una verdadera revolución de los claveles a imagen y semejanza a la del 25 de abril en Portugal, cuando el ejército portugués, cansado de ser utilizados por políticos corruptos en contra del pueblo de Portugal en defensa de sus intereses económicos y coloniales, se levantó en armas contra el Gobierno y devolver el mismo al pueblo.

Esto deja claro que lo que se enfrenta en Catalunya es una sociedad democrática, libre, reformista que mira al futuro, y otra sociedad que aún vive en el interior de las cavernas en las que se creen seguros, sin cambiar nada y sin enfrentarse al futuro. Un modelo europeo, un espacio de luces y futuro, contra una sociedad caduca, oscura y gris que da sus últimos coletazos antes de desaparecer para siempre en la negritud más profunda de las cavernas. Un enfrentamiento definitivo entre demócratas y cavernícolas.

Cospedal ha comenzado una guerra, y pueda que la pierda.

Catalunya de demócratas y cavernícolas
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