miércoles. 24.04.2024

Elena Torres, teleprensa.com Almería

Hay que verlo escrito sobre un papel para que uno pueda creer el descaro con el que algunos dirigentes del PP en Almería hacen oídos sordos a su líder , al que han hecho un auténtico corte de mangas, y elevan los sueldos a sus ‘amigos’ y ellos mismos por encima de cualquier subida razonable de IPC. 

Ya está bien de tomarnos el pelo. Llevamos cuatro años asqueados con un discurso que habla de austeridad, transparencia, trabajar más por menos incluso si es necesario fuera de nuestro país; con cambios en lo laboral que dejan al trabajador en una situación límite; con recortes en lo público para echar mano de la empresa privada que tiende a dar trabajo precario, con pagas prorrateadas, es decir, doce, y más bien escasas… y ahora descubrimos que todo esto está bien para los ‘miserables’ ciudadanos, la ‘gente de la calle’. Porque en este país, hay un equipo de unos pocos que no vive de miserias, no. Vive del sudor del resto de los humanos, con tarjetas black y sueldos inconfesables que vienen de la administración a la que todos contribuimos a sacar adelante.

En Almería, un equipo de gobierno del Partido Popular con mayoría absoluta en la Diputación ha vuelto a burlarse de todos y como primera medida adoptada en pleno, -en medio del verano, cuando el ciudadano baja más la guarda porque o está de vacaciones o disfrutando un poco del calor-, decide subir los sueldos  a toda su gente eventual, esa que se coloca a dedo sin tener que justificar las razones por las que la elige, y lo hace en nada menos que entre un 10 y un 45%. Sin anestesia ni remordimiento ninguno. Bocado a las arcas públicas sin miramiento.

Para que me entiendan: un incremento de un 45% en salarios de casi 4.000 euros implica que prácticamente se están comiendo el sueldo de otra persona porque una subida de más de 1.000 euros es a todas luces a día de hoy un salario más que deseado para muchos.

Pero quien toma esta decisión es todo un ‘empresario’ de Almería, Gabriel Amat, que participa en no se sabe cuantas sociedades y tiene no se cuantos empleados a su cargo de los que estoy segura, ninguno ha sido ‘felicitado’ nunca con una subida de este calibre. 

La desvergüenza es mayúscula aunque el asunto sólo parece haber indignado a la CGT, únicas siglas que se han preocupado por denunciar el abuso, y algunos medios de comunicación que estamos más que hartos de tanto abuso de poder.

Bocado a las arcas de la Diputación
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