sábado. 20.04.2024

Alteración del organismo terrestre

Teresa Antequera Cerverón

El estrés, la vida ajetreada en las ciudades y las dificultades parecen habernos transportado lejos de nuestra verdadera existencia. La naturaleza, los animales, los elementos son explotados sin sentimiento alguno. Insensiblemente comemos la carne de animales que han vivido su corta vida en establos crueles, echamos pesticidas y semillas manipuladas a los campos para sacar el mayor beneficio, vaciamos los mares de peces y cazamos en los campos cruelmente, llenamos la atmósfera de antenas de comunicación y todos contribuimos a ello porque nos dejamos llevar por la influencia de los medios de comunicación. Casi pareciera que el hombre hubiera dejado de existir como ser capaz de pensar por sí mismo. ¿No es acaso esto el resultado del egoísmo y de la insensibilidad de nuestro corazón para con nuestro entorno? ¿Quién es pues el causante de lo que actualmente nos afecta?  

Quien incluye en su vida a las personas y a los reinos de la naturaleza, está en co­muni­cación con la vida del Universo, entonces la vida en su multi­pli­cidad se lo agradecerá regalándose en pleni­tud, y obse­quia­rá a todos los que vayan al manantial de la vida. Quien respeta la vida también conoce el Hogar eter­­no y ya en la Tierra está viviendo en medio del paraíso, pues le sirven los reinos de la naturaleza y los ele­mentos le obedecen.

Los cuatro elementos, fuego, agua, tierra y ai­re forman el sistema de respiración de la Tierra. Si este ritmo regular es perturbado por el ser humano con el correr del tiem­po todo el organismo terrestre será altera­do, y tanto los campos magnéticos de la Tierra como las corrientes magnéticas se­rán influenciados. Cada cambio dentro de la Tierra y sobre ella produce por su parte un cambio en el ser humano, en los animales y plantas y transforma inclu­so la irradiación de los minerales. 

Quien interviene en las leyes cós­micas y las altera, crea irremediablemente disonancias en todos los planos de vida de la Tierra y en la Tierra misma y debido a que cada pensa­mien­to, cada palabra y cada acto es energía y como ninguna energía se pierde, tanto la posi­ti­va como la negativa recaerá entonces sobre el cau­sante, o sea sobre el hombre y sobre su alma. 

Alteración del organismo terrestre
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