viernes. 19.04.2024

Olivares en Río Aguas

ALMERÍA.- Tras las jornadas “Retos en materia de agua en la provincia de Almería”, organizadas por Izquierda Unida, para Equo el diagnóstico es claro: Almería se queda sin agua porque consumimos más agua (bien común) de la que la naturaleza es capaz de ofrecernos. “O se cierran pozos ilegales y se establece un control de la extracción, o acabamos con nuestras reservas hídricas” señala la coportavoz, Emilia Cruz. 

Almería, Murcia y Alicante, con precipitaciones inferiores a 300 mm, son territorios especialmente amenazados. Nuestra provincia, de agua cara y escasa, cuya máxima disponibilidad se encuentra en el subsuelo, en el nivel freático, que es el caudal subterráneo de cuencas y acuíferos, está resultando abusivamente castigado. Asistimos a una encrucijada marcada por la sobreexplotación de la demanda y oferta de un modelo de producción y consumo insostenible, agudizada por salinización de acuíferos, contaminación por fertilizantes y pesticidas agrícolas y residuos industriales,  turismo insostenible, el ladrillazo, la sequía pertinaz, la prevalencia de títulos de aguas privadas (reconocimiento de derechos y mercado de títulos), el fraccionamiento del territorio para evadir la evaluación de impacto ambiental, los cambios de uso del suelo, la radioactividad, etc. y un deficiente de control por la Administración Pública con medios insuficientes en vigilancia y control del dominio público, y escasa eficiencia sancionadora.

Un cóctel que supone un complejo proceso que afecta al suelo, la vegetación y la fauna; disminuyendo la fertilidad del terreno y reduciendo la capacidad productiva de los ecosistemas. Situación que nos sitúa como una de las zonas con mayor riesgo de desertificación de Europa, (si no adoptamos las medidas oportunas, entre otras, el abandono de los combustibles fósiles en un horizonte 100% renovable, sufriremos un grave aumento de temperaturas para finales de siglo) “un grado más, un río menos”. 

Ante esta situación, las distintas soluciones adoptadas hasta la fecha basadas en políticas de almacenamiento, transporte de caudales y conexión entre distintas cuencas, desaladoras, restauración forestal de tierras degradadas, encauzamiento de ramblas para contener la erosión, y las distintas leyes y planes de la gestión del agua, etc., no han sido capaces de restablecer el equilibrio entre consumos y disponibilidad de recursos. La realidad  nos sitúa ante un panorama de futuro inmediato y del bienestar de las generaciones venideras dependiente de la buena salud de los hábitats y ecosistemas, cuyas medidas correctoras no podemos permitirnos el lujo de seguir retrasando. 

 

Así nos lo recuerda Manuel Pérez Sóla (coportavoz de Equo): “Desde las distintas plataformas ciudadanas se está lanzado un mensaje de auxilio en torno a esas fuentes y manantiales que han dejado de fluir por el enriquecimiento de unos pocos, y que nadie parece escuchar (Los Vélez, el río Aguas, Cañada de las Norias, Berja, etc.)”.

Para Equo es imprescindible que una buena gestión del agua tenga presente la relación entre el agua y los ecosistemas, considerando a los ríos y sus cuencas, acuíferos y humedales, como una unidad en lo ecológico y social.

Disponemos de herramientas normativas para iniciar reformas institucionales en la administración de aguas y organismos de cuenca, libres de presiones sectoriales y mejora de la participación pública, como la Directiva Marco del Agua, la necesaria reforma de la Ley de Aguas que asegure la unidad de gestión de las cuencas hidrográficas, e incorporación de los principios de la nueva cultura del agua.

Gestionar desde la demanda, incrementando la eficacia en su utilización, el ahorro, los sistemas de drenaje sostenibles para las aguas pluviales y residuales, revisión de las concesiones de explotación de las hidroeléctricas, el cierre de de pozos ilegales, fijación de un precio real del agua que refleje los costes del ciclo integral del agua, y primar los usos sociales y ambientales sobre los productivos (el agua como un Derecho Humano, que debe ser claramente excluido de las reglas del mercado interno de la UE y de las negociaciones de comercio internacional, como el TTIP, el CETA o el TISA, oponiéndonos a los procesos privatizadores de los abastecimientos urbanos y los sistemas de saneamiento), así como actuar sobre los efectos negativos del cambio climático. 

Por todo ello, desde Equo, vemos necesario un Plan Hidrológico enfocado a la gestión de la demanda y a la regeneración de los espacios más degradados, que contemple la sostenibilidad fluvial y ambiental, y abandone los conceptos artificiales no contemplados en la norma, como el de “aguas excedentarias”. 


Almería se seca
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