jueves. 28.03.2024

Javier A. Salvador, @tpjsalvador

El circo ya está montado, las pistas que ocupan los artistas en pleno rendimiento y las gradas repletas de espectadores, pero cuando todos pensaban que sería una representación mas, con sus luces y sombras, de repente se ha convertido en un espectáculo de terror del que ahora resulta que nadie quería haber comprando entradas. Vienen curvas, “corbes” que dicen los catalanes, pero no van a ser ni mucho menos sinuosas, irá a peor y el odio entre los más radicales de uno y otro bando nos ofrecerá escenas dantescas.

En toda esta historia de despropósitos hay una mayoría moderada entre los dos bandos, en Cataluña y en el resto de España que, sencillamente, es también culpable de todo lo que sucede. Sabiéndose mayoría (también en el Congreso de los Diputados) no ha sido capaz de dar un golpe en la mesa y decir a las claras que se acabó la fiesta porque nos están jodiendo a todos.

Verán, tenemos muchas formas de plantearnos esta crisis. Podemos levantarnos por la mañana, encender el ordenador y mirar el saldo de nuestra cuenta bancaria, luego la agenda del día y si queremos hasta podemos asomarnos a las habitaciones de nuestros hijos, y si nada ha cambiado, si todo está igual que el día anterior, podemos decir eso de que como ni Rajoy ni Puigdemont son nuestros socios no hay problema. Podemos pensar que el castigo de la bolsa a los valores catalanes no nos hace perder dinero y que como a nuestros hijos no les afectó ninguna de las pelotas de goma que volaron el domingo en Cataluña, ya pueden irse con viento fresco ellos y sus problemas. Pero erraríamos.

También podemos equivocarnos mucho más si empezamos siquiera a escuchar a esos que en cuatro días nos van a pedir un boicot generalizado a los productos hechos por empresas catalanas que, además, pagan todos sus impuestos allí. Y claro, lo primero que nos llega a la mente es el cava, pero algún listo pedirá que dejemos comprar coches Seat, que se fabrican allí o que pasemos de Gas Natural, una de las grandes de Barcelona. Estarán los iluminados que pidan la retirada de cuentas de La Caixa y los que llamen a romper con el FC Barcelona, pero sólo daríamos alas a los que quieren hacer de esta crisis un problema mayor del que ya es.

En el lado contrario podemos dar crédito a las sandeces que los grupos extremistas de allí, que son como la Falange Española pero de la acera de enfrente, van a empezar a decir de todo cristo. A los andaluces o extremeños, por ejemplo, nos volverán a tachar de siesteros y chupópteros, que vivimos de sus limosnas porque el estado les roba para nosotros. Intentar hablar del desequilibrio en infraestructuras e inversión pública sería caer sencillamente en la trampa y sacar las banderas por un orgullo patrio que nunca hemos tenido es, sencillamente, darles alas, porque ellos si viven, sienten y luchan por su señera, mientras que la bandera española nunca ha levantado tantas pasiones. Y no lo hará en cuatro días salvo que estemos de mundial de fútbol.

A los catalanes hay que reconocerles algunas cosas durante el proceso vivido. La idea del censo universal, aunque esté invalidado por tratarse de un proceso ilegal, fue un golpe de efecto magistral. El hecho de que la gente guardase las urnas en sus casas y que contasen con miles de voluntarios que se habían entrenado en el uso de una aplicación informática para el 1-O, fue sin lugar a dudas una maniobra que pasará a la historia, porque sencillamente chulearon a todos y cada uno de los servicios de información del Estado. Y claro no esperen que dimitan sus responsables.

Para entender un poco por dónde tienen que venir las soluciones tenemos que ponernos un poco en su lugar. En mi tierra, por ejemplo, si sólo le hubiésemos puesto el 10% de entrega y coraje que los catalanes han derrochado para su referéndum ilegal, aquí tendríamos Ave Almería-Barcelona hace cuatro años, pero sencillamente ni nos gusta ni sabemos luchar, por lo tanto no puedes sentarte a negociar menospreciando desde el principio lo conseguido por el contrincante. Lo queramos o no el 1-O ha provocado que la comunidad europea le diga al Gobierno de Rajoy que guarde la porras y saque los manuales de diálogo. Ese toque de atención puede llevar directamente a la apertura de unas conversaciones tuteladas que terminen en un referéndum pactado. Llegado el caso el ejecutivo de Rajoy se revolverá y llegará a la convocatoria de elecciones antes de que sus posibilidades de seguir siendo la primera fuerza en intención de voto terminen achicharradas por la pérdida de esa batalla. Nos van a decir que no habrá inversión pública porque la situación catalana bloquea el presupuesto, y alimentarán así ese odio que les hace mantener votos en Madrid, Castilla -La Mancha y sus grandes feudos, pero también son conscientes de que les queda poco margen, y eso les hace casi tan peligrosos como el propio Puigdemont.

Agarraos que vénen corbes