sábado. 20.04.2024

Elena Torres, teleprensa.com Almería

Dicen los futboleros que el Almería llevaba 220 días sin ganar en casa. Han echado cuentas y parece que desde el 4 de mayo, los rojiblancos no daban una alegría en el Estadio del Mediterráneo a las gradas. El acontecimiento se hacía además con un nuevo entrenador, que posiblemente no es el merecedor único de este éxito, Juan Ignacio Martínez, y gracias, entre otro, a un golazo desde el centro del campo por parte de Jonathan Zongo que aún no se lo cree ni el propio jugador de Burkina Faso. Toda una exhibición que hubiera sido portada en el telediario deportivo si procediera de un Real Madrid o Barça, pero no es el caso.

Pues bien el gran espectáculo del fútbol que pudo vivirse un martes por la noche en Almería, en una jornada con no mucha entrada, todo hay que decirlo, quedó desdibujado con la decisión que algunos aficionados adoptaron de salir del campo tras el primer tiempo. En el fondo de este paso dado, el profundo malestar que existe con las nuevas normativas que se quieren establecer sobre cómo hay que ‘vivir’ el fútbol en directo.

Querer regular los cánticos y hasta exabruptos que se puedan lanzar durante un encuentro es lo que ha terminado de colmar la paciencia de quienes van al fútbol a pasarlo bien y animar a su equipo con la mejor de sus intenciones. Al parecer, el hecho de que puedan ‘condenar’ a quien dirige un grupo por un insulto que lance alguien que se encuentra en sus filas es lo que ha terminado por desinflar a una afición que, en Almería, no va sobrada.

La muerte a palos de un aficionado del Riazor ha sido una locura que no nos puede dejar indiferentes a nadie, -aunque también habría que analizar muy bien como sucedió todo porque más apunta a una batalla campal entre vándalos que a un enfrentamiento entre aficiones-, pero las medidas a adoptar para evitar estas situaciones deberán ser de mano dura para quien cometa abusos pero sin que paguen justos por pecadores, que es un poco en lo que está derivando. 

Lo cierto es que sin aficionados que ‘calienten’ el ánimo de los jugadores y ‘empujen’ su juego, el fútbol sale perdiendo y una normativa desmedida puede ser toda una invitación a ver los partidos en casa. 

Adiós al fútbol en directo
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